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Como era de esperar, me dejan tirada en último momento. Me siento detrás y Sara, me mira desde el asiento del copiloto.

-Es un capullo. - Y sin decir nada más continúa mirando al frente agarrada de la mano de su pareja.

Llegamos al restaurante y nos sentamos en la mesa reservada. El camarero se acerca y tras decirle lo que vamos a pedir, Sara y Héctor empiezan a hablar sobre cómo les ha ido el día. Al llegar la comida, me preguntan por mi día y sin mucho ánimo les cuento lo del cliente de hoy. Al pasar unos minutos, un chico joven, de nuestra edad se acerca a saludar a Héctor. Luego me mira y se presenta.

-Hola, soy Benjamin. - Pronuncia con un acento español. Se sienta en el sitio sobrante y empiezan a contarme su vida. "La verdad, es que es guapo, pero nada más. Parece el típico chico gym, cabeza hueca." Pienso mientras lo escucho. Después de unas horas, descubro que tampoco es tan cabeza hueca, y que trabaja en una agencia importante de transportes. Nos intercambiamos los números de teléfono y decide acompañarme a casa para que podamos dejar un poco de intimidad a la pareja. De camino a casa, en su Audi Q3 negro mate, pone una canción de fondo que desconozco y en uno de los cruces para llegar a mi casa, me coge la mano y le da un beso.

-Qué bonita casualidad haberos encontrado en el restaurante. - Dice con una gran sonrisa. Me mira los muslos y se lame los labios. Hace meses que no mantengo relaciones por lo que también me humedezco los labios. Benjamin se da cuenta de mi gesto y al acercarse un poco a mi rostro un coche desde detrás pita. - ¡Venga va, que no tenemos todo el día! - Grita alguien furioso. Nos reímos y retomamos el camino a casa. Al llegar al apartamento, él baja conmigo y me acompaña hasta la puerta. Le invito a entrar y en un par de segundos estamos sobre la cama, basándonos.

A la mañana siguiente, compruebo que Benjamin sigue dormido y le preparo una taza de café. Minutos más tarde aparece en la cocina como Dios lo trajo al mundo y me da un beso en los labios. -Joder, que bien hueles. - Dice mientras me toca la espalda. Me vuelvo a morder el labio y él se ríe a carcajadas. -Ayer fue...- Le corto - Genial. - Y vuelve a reír. -Si quieres podemos repetir algún día. Tienes mi número. - Me dice antes de regresar a la habitación para vestirse. Al despedirse me da un beso en la mejilla y observó cómo se marcha. Me doy una ducha rápida, me pongo mis leggins y voy a por Loba. Al verme empieza a ladrar y le agradezco a la niña por cuidar tan bien de ella. Nos vamos al parque de siempre y me pongo a correr. Veo que para ser sábado el parque está vacío por lo que suelto a Loba y las dos al mismo ritmo empezamos a correr. Después de media hora, vuelvo a casa, me doy otra ducha y chequeo mis redes. Nada. Joe sigue sin publicar. Es bastante inusual de él por lo que le envío un privado con pocas esperanzas de que me conteste.

~Hola, soy gran fan y estoy empezando a preocuparme. Espero que no sea nada y solo estés tomando un descanso para volver con mejores versos. Cuídate ~ Tecleo a la velocidad de la luz. Tras enviarlo me siento estúpida, por escribir tales cosas a mi edad. "Eso solo lo hacen niñas. Ya soy bastante mayor". Tres segundos después escucho un pitido. Un mensaje.

~Hola @Ninacurvy. Gracias por tu mensaje. Estoy bien. Como tú has dicho estoy tomando un descanso. Cuídate tú también Nina 😉. ~ Tras leerlo me pongo a gritar como una loca y decido en enviar otro mensaje. ~Oh Dios. Me acabas de responder. Creo que me va a entrar algo. ~

Tras. varios segundos vuelvo a escuchar el pitido del móvil. No puede ser real.

~ Que exagerada.😂. Espero que realmente no te mueras. ~

Otro pitido.

~ P.d. creo que me inspirare en ti para mi próximo poema. ~

Esto no es real. Debo de estar soñando.

~ ¿Ah sí? ¿Y qué escribirás? Espero que solo cosas buenas. ~

Otro pitido.

~Lo genial que es tener a personas que ni conoces y te apoyan. Si quieres puedes darme tu número para poder averiguar más cosas sobre ti, y que el poema sea más personal. ~

"¿Quiere mi número? Esto sí que no es real. Me están gastando una broma."

~Sea quien seas, para ya. Esta broma no es graciosa. ~

~ ¿Cómo? ¿Qué broma? Esto es real Nina. Te doy mi número para que me hables tú. Espero poder confiar en ti y que no reenvíes mi número a nadie. ~

"Cómo puede confiar tan pronto en alguien? " Tras varios minutos, recibo su número. Le envío un WhatsApp y veo que está en línea. Miró su estado y es uno de sus versos. Su foto es de un chico joven de unos quince o dieciséis años acompañado de otro, que por su parecido debe ser su hermano gemelo.

-Hola Nina.

-Hola. No sé ni cómo te llamas. Esto es surreal.

-Me llamo Joe. Y sí, soy uno de los chicos que aparece en la foto. Y tengo 26 años. ¿Algo más?

"¿Cómo sabía que he mirado su foto de perfil?"

-Al parecer ya estas acostumbrado a que la gente te pregunte si realmente eres tú el de la foto. Genial.

-Qué va. Es la primera vez que hago de este tipo.

Tras hablar un poco de nosotros mismos. Le pregunto por qué me ha escogido como fuente de inspiración.

-Tu foto de perfil. Principalmente. Solo tienes una oportunidad de hacer una buena impresión. Y tu foto de perfil lo hace.

-Gracias. Es bastante antigua la foto. Ahora me veo un poco diferente. "Con unos veinte kilos más. Pero eso no debe saberlo."

-Me lo imagino. El tiempo pasa.

Tras hablar unas horas más me doy cuenta que se ha hecho hora de comer y me preparo una ensalada con atún. Le hago una foto y la subo a Twitter. Tras unos minutos mi foto tiene un comentario.

-Cómo te cuidas ee. - Es él. Lo sé por la foto. Esta es su cuenta privada. Sin pensárselo dos veces le doy a seguir y en unos pocos minutos, él me sigue a mí también.

"Este día es perfecto."

Diez minutos más tarde, estoy en el coche de camino al veterinario. "Joder, este día es el peor."

'Define Amor'Donde viven las historias. Descúbrelo ahora