Él sonido de mi móvil vibrar fue lo que me despertó, igual que todas las mañanas. Lo cogí y miré que seria aunque ya lo sabía perfectamente.
Como todas las mañanas era un mensaje de Vernon, mi mejor amigo.¡Buenos días princesa!
Te espero abajo dentro de una hora.Todas las mañanas Vernon era el encargado de despertarme y siempre lo hacía de la misma manera. Y siempre lograba hacerme sonreír. Le contesté con dos corazones como
Siempre y me empecé a preparar para ir al instituto, me duché, me puse el uniforme y desayuné.
Había tenido un crush bastante grande en Vernon desde hace tiempo, pero estaba empezando a olvidarme porque era bastante obvio que el no querría estar conmigo de esa forma. Encima hace poco un chico nuevo había llegado a nuestra escuela, se llamaba Daniel y era bastante mono y me había llamando la atención. Dejé de pensar en mis sentimientos y salí de casa para encontrarme a un sonriente Vernon en la puerta de mi jardín.
-Hola-dijo mientras me quitaba la mochila y se la ponía el.
-Hola, y cuantas veces te tengo que decir que no hace falta que hagas eso.-le dije aunque supiese que fuera inútil ya que siempre hacia lo mismo y por mucho que le dijese que no tenía porque llevarme la mochila el no cedía.
-¿Y cuantas veces te tengo que decir que quiero hacerlo?-preguntó él con lo que negué y reí .
-No tienes remedio.-dije riendo.
-No, tú eres la que no tiene remedio.-dijo el mientras me revolvía el pelo.
-Te odio-dije utilizando aegyo.
-___ ___ ____-dijo Vernon-Hoy no puedes estar así de negativa.
-¿Ah no?-pregunté mientras alzaba una ceja-¿Pues?
-Coge tú móvil y mira el calendario.-dijo el, lo cual hice y descubrí que era 14 de febrero.
-Ya, es San Valentín, ¿y?-pregunté.
-¿Cómo que y?-se escandalizó él- El día del amor y todo eso, tienes que estar feliz y todo eso igual encuentras a tu amor hoy.
-Sabes que no creo en eso.-dije.
-Ya pero yo si.-dijo él-Cuéntame ___ ¿quien es el que ronda en tu corazón él día de hoy?-preguntó él me estaba mirando fijamente mientras se mordía el labio y yo noté como mis mejillas se calentaban.
-Nadie.
-¿Te han dicho alguna vez que mientes fatal?-dijo él mientras empezaba a enroscar sus dedos en mi pelo cosa que hacía bastante a menudo y me encantaba.
-Me lo dices todo el rato.-reí.
-Cierto, pero no me cambies el tema.
-De verdad que no me gusta nadie Vernon.-suspiré esperando que Vernon lo dejase pasar.
-Si no me quieres contar lo entiendo pero...-el me cogió de la mano y me hizo parar mientras me miraba fijamente-no me mientas por favor.
Noté como la culpabilidad se hacía paso por todo mi cuerpo, no quería mentirle y mucho menos si el me miraba con esos ojos chocolate que tenía.
-¿Sabes Daniel?-¿Quien?-dijo el
-El nuevo.
-Ahh si.-dijo él mientras bajaba la mirada, por alguna razón parecía algo triste.
-Me parece interesante.
-Si Seguro...-dijo vacilándome.
-Ay Vernon, no empieces.-dije molesta, pensé que le importaría más.
-¿Y le vas ha decir algo?-preguntó después de reírse.
-No Creo.
-¿Pues?
-No se me da bien eso de ligar.-dije.
-Tampoco es que lo necesites.-dijo el con lo que noté mis mejillas encenderse.
-¿A que ha venido eso?-pregunté.
-Nada, solo quiero que ganes confianza.
-De todas formas no creo que le guste.
-¿Por qué no?-preguntó Vernon.
-No se, no soy la típica chica.
-Ya lo se, tú eres mejor que la típica chica.-dijo él con lo que noté mis mejillas sonrojarse más aún.
-No digas tonterías.
-¿Cuando he dicho una?-dijo él.
-Déjalo, de todas formas no se que podría decirle, prácticamente nunca hemos hablado.
No tardamos en llegar al instituto, y allí vi a Daniel rodeado de sus amigos y algo que me extraño es que cuando me vieron uno de sus amigos le dio a Daniel en el brazo y me señaló, cosa que me puso muy nerviosa.
-Te ha señalado.-dijo Vernon, cosa que me hizo mirarle, y descubrí que tenía el ceño fruncido pero cuando notó que le estaba mirando lo relajó.
-¿Eso es malo?-pregunté
-No Debería.-dijo el bajando la mirada.
Después nos separamos, ya que teníamos clases diferentes, yo tenía historia del arte y el tenía educación física.
Llegué a clase y me puse ha hablar con Irene, mi mejor amiga, pero el profesor no tardó en llegar.