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Quizá se estaba equivocando, quizá no lo era, esa chica, quizá su misma desesperación hacia que el sintiera cosas que no habían, pero al ver como ella caminaba con sensualidad hasta donde él estaba, sintió el olor característico de una hembra, ella estaba en celo, y si lo estaba, era porque su pareja eterna era él, había esperado por tanto tiempo, había imaginado tantas veces todo esto.

—¿Eres un acosador o algo por el estilo? —era ella, la había encontrado, sintió un poco más su olor, quería que su olor se impregnara en él, su sonrisa coqueta, sus labios rojos, toda ella era un paraíso, sonrió, tenia todo el control de su cuerpo, la inspeccionaba con la mirada, de abajo hacia arriba, era un maldito cretino, pero no podía dejar de ver la curvas de su ahora pareja, oh la había buscado por tanto tiempo, y ahora que la tenía... No la iba a dejar ir nunca

—¿Quieres que sea tu acosador linda?— ella retuvo un suspiro, oh ella estaba lista, y solo había pronunciado unas cuantas palabras, sonrió de medio lado, se la  llevaría, y ya no le importaba si ella quería o no, ella era de él, así lo había dictado la Diosa, y si ella había hecho que esta chica tan sensual fuese su pareja eterna, era porque no quería que su especie terminara.

—No me gustan los acosadores guapo —perfecto, ella estaba flirteando con él, lo que significa que se la podía llevar y no iba a ser contra su voluntad.

—Pero yo si te gusto —de inmediato ella obtuvo un color floral en sus pálidas mejillas, pero quizá solo hubiese sido por el alcohol, sonrió un poco más —Vamos —Demando, oh amaba tanto tener el control, le tomo de su suave mano, y como si estuviese hipnotizada lo  siguió

—¿Donde me llevaras?— "Al cielo" quiso decir, pero no dijo nada, era mejor el misterio, era mejor que ella no supiera nada, después de esta noche él la marcaría, e iba a poder vivir el tiempo suficiente para volver a formar una manada con ahora su mujer.

—¿No me dirás tu nombre? Yo soy Alessandri pero me dicen Lessa... — el la llevo hasta su Montañés, y ahí ella se subió y le miro admirada, pero aun intentando que él le dijera su nombre —Si no me dices tu nombre no voy a ir conti...

—Soy Blake... Ahora pon tu lindo trasero en el asiento y vamos a ir a divertirnos un poco Alessandri —le susurro en su  oído, oh mierda, ella sintió que él bajaba la luna y las estrellas, el escalofrío en su cuerpo, esa necesidad que sentía por estar con él... Pero seguía siendo un desconocido que después de esta noche no le iba a volver a ver.

—Blake... —Susurro, el la miro de reojo, ella no se daba cuenta del  camino, estaba sumergida en sus propios pensamientos, la ciudad había cambiado y ella ni cuenta se había dado, estaba nerviosa, y eso lo notaba y por supuesto que también notaba su olor, oh ese olor lo iba a volver loco

Esperó y les haya gustado
Es un poco corto ya que ya comencé clases y no tengo mucho tiempo
Esperó y les guste
Att. F

El ÚltimoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora