MI NUEVA GUARIDA

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Les contaré cómo conocí a Molly. Fue ocho meses antes de que ella regresara a su estado para empezar a ejercer su carrera profesional.
Un 14 de febrero para ser exactos, me mudé a Pabulé, la ciudad más grande de mi estado, había dejado la pequeña ciudad donde vivía, Lísber, que estaba a unas dos horas de Pabulé. Y también dejé la carrera de ingeniería, estaba a dos semanas de haber iniciado el 2 semestre.
Era lamentable pero mis abuelos ya no podían costear mis estudios, ellos se hacían cargo de mi, así que tomé la desición de independizarme.

Una semana antes busqué en internet algunas opciones de rentas y hospedajes, el trabajo ya lo tenía, una conocida de mi familia me daría trabajo en su tienda.
Elegí una pensión para señoritas, el dueño se llamaba Adán, pude ver algunas fotos de su anuncio publicado en una página de rentas. Los cuartos eran muy pequeños pero se veían bien, la renta era muy accesible y lo mejor de todo, no pedía depósito ni contrato de renta.

Llegué a las 10:06 AM a Pabulé, tenía un poco de nervios y miedo ni se diga. Mi tía Rosa me acompañó para asegurarnos de que el lugar dónde me iba a quedar sería confiable, tenía tres meses que había cumplido 19 años pero aún no me dejaban andar muy sola. Tomamos un taxi que nos llevo a la pensión y en cuestión de minutos ya estabamos ahí.

Apenas bajamos del taxi y pude ver frente a mi un pequeño edificio color blanco, de tres pisos, con muchas ventanas que tenían cortinas de diferentes colores, y en frente del edificio cuatro pinos de jardín  muy altos y en forma de espiral, dos a la izquierda y dos a la derecha de una gran puerta metálica color chocolate.
-No esta mal -dijo mi tía contemplando el edificio.
-Tengo el número de Adán, le dije que estaría aquí 10:30 y solo faltan un par de minutos, le llamaré para decirle que estoy aquí. -le dije a mi tía al mismo tiempo que buscaba mi celular en una de las tantas maletas que llevaba.
Marqué al número, y sonó tres veces el tono de espera. 
-Hola -escuche la voz de Adán.
-Hola soy Maya, la chica que lo contactó para la renta, estoy aquí como quedamos.
-Claro Maya lo recuerdo, voy para aya, hay un poco de tráfico pero estoy cerca y en cuestión de minutos estaré ahí, ¿me esperarías?
-Por supuesto no se preocupe, aquí lo veo, gracias.
Nos sentamos mi tía y yo en la banqueta y dejamos a un lado mis maletas. El delgado tronco de los pinos tenía a su al rededor piedras blancas de río, se veían muy bien, amaba ver ese tipo de piedras en los jardines, y no solo eso, me encantaba decorarlas. Buscaba una que tuviera buen tamaño, y terminé encontrando una que parecía tener la forma de un corazón, la tomé y la guarde para decorarla después.

Frente a nosotras se estacionó una camioneta Jeep color negro, ahí estaba Adán. Bajó de su camioneta, yo le calculaba unos 32 o 35 años, se veía joven, estatura media, un poco fortachón, no era feo, tenía ojos grandes y de color café oscuro, su cabello era negro y usaba un peinado hacia atrás, se veía que usaba mucho gel.

-Buenos días, soy Adán Naranjo -Nos dijo mientras nos daba la mano a mi tía y a mi.
-Buen día, un gusto conocerlo, me llamo Rosa y soy tía de Maya -le dijo mi tía con una sonrisa.
-El gusto es mío, ésta es la pensión, pasen para que les muestre.

Cuando Adán abrió la puerta pude ver un pasillo como de unos tres metros, a la derecha estaba una cocina y comedor, tenía dos mesas grandes, y muchas sillas, parecía el comedor de una escuela, pero me agradaba. Al final del pasillo se veían unas escaleras y a mi derecha estaba una pequeña oficina a la que nos invitó a pasar.
-Pasen, tomen asiento, ésta es mi oficina. Ya te había comentado los detalles Maya. Les explicaré un poco más. En la parte de la azotea tenemos un espacio para lavar y tender tu ropa, las recámaras son pequeñas pero no son compartidas y están enumeradas.
En el primer piso solo tengo 6 recámaras y todas están ocupadas. En el segundo piso tengo 12, ahí tengo solo una disponible y por último, en el tercero también hay 12 y ahí tengo 4 disponibles. ¿Quieren pasar a verlas?
-Por supuesto -le dije asombrada, no creí que hubiera tantas recámaras, no era un edificio muy grande pero luego recordé que los cuartos eran pequeños.

Molly (Primera Parte) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora