*~Epílogo*~

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Mis ojos estaban cerrados, podía sentir un dolor sofocante en el pecho, estaba corriendo, por alguna razón esta vez el sueño me transporto al parque West, este era como un laverinto, sentía mi corazón subir a la garganta, tome un leve respiro para mirar atrás, una figura corria a toda prisa detrás de mí. Voltié como pude, mis músculos comenzaban a temblar, el aire faltaba, ¿dónde estaba mi inhalador cuando lo necesitaba? A la mierda. 

Un mal cálculo me hizo caer, la figura alta estaba cada vez más cerca, comencé a retroceder arrastrándome, una muralla vieja y húmeda impidió mi escape. La figura había sonreído levemente, ahora caminaba. Sabía que me tenía, lo sabía. 

Estaba frente a mí, no quería levantar la cabeza, solo podía verle los zapatos, los cuales estaban embarrados, como los míos. Sus rodillas se flectaron y ahora estaba a mi altura. Una de sus manos toco mi cabello, segía sin mirarle. Estaba temblando del miedo. Levante la vista solo un poco, su rostro estaba cubierto por una campera negra. 

Estaba lista para sentir como su mano chocaba en mi mejilla, pero esta se detuvo y la acarició con delicadeza. Su tacto era delirante, y ya era dependiente de él. Cuando iba a alejar la mano, la sostuve y la bese, dedo por dedo. No sabía lo que hacía, lo que sabía era que me gustaba y que esto no era del todo malo. Pude sentirlo sonreír a través de la oscuridad. 

Un trueno sonó a lo lejos, haciendo repercutir un ahogado grito en todas las paredes, el sonido sordo se propagó en infinitos ecos. Temblé y mordí mi labio. 

El chico hizo que nos pusieramos de pie. Su mano viajó a la parte trasera de mi cuello, se acercó y sus labios chocaron con los mios, cerré los ojos, pero el ya no estaba tocándolos. Lo miré buscando una respuesta para esto. 

-¿No quieres matarme?- Mi voz, mi voz no sonaba como la que conocía. El chico de la campera no respondió, se limitó a quedar estático -Dejame ir- Pedí entre temblorosos arranques.

El chico se acercó a mí, su boca estaba en mi oido. Quise alejarme, pero estaba pegada al suelo. -No me olvides- Susurró sobre mí. Su voz, su voz, ronca, varoníl, única. 

Se separó de mí, un relámpago se expandió por detrás de mí, y sus ojos se iluminaron, verdes. Él no era un chico, el era Harry. Harry, ¿Quién es Harry? No podía recordarlo. Giré a su alrededor, ambos manteniendo contacto visual. Él no podía ser Harry, Harry es malo, está preso.

-¿Quién demonios eres?- 

-No me olvides- volvió a susurrar -No olvides como se sentían nuestros labios- Arrugue el entrecejo, ya no estaba asustada, estaba confundida.

-Me estás confundiedo con alguien diferente- Aclaré

-No- dijo con rapidéz. Su voz se anteponía a la mía 

-¡Dejame en paz!- Chillé tapando mis oidos. 

El sonido de una bala hizo que volviera, el estaba ahora en otro lado. Su mano viajó a la campera y quitó lo que cubría su cara. Ojos verdes, hoyuelos en las mejillas, cabello ondulado, boca rosada. ¿Quién era este tipo? ¿Por qué no quería que lo olvidara? La pregunta más bien sería ¿Con qué fin?

-No me olvides Skyler- Volvió a decir

-Lo siento, es demasiado tarde. Ya te he olvidado- Di la vuelta. Y todo lo oscuro del paisaje se desvaneció en pixeles quedando todo en blanco. 

El mercader de la muerte #1 (H.S) |Editando|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora