Madison
—¿Escribiste bien la dirección, Madi?
Lucho contra la tentación de gritarle a Wrathly. Detesto su insistencia en enviarle a la vaquita de la pradera un regalo por motivo de su graduación. Y sí, me gustaría decirle que no escribí bien la dirección. Sé que le llegará, pero semanas más tardes. Eso es un pago por todo el dolor que ella me causa; días atrás tuve que acompañar a Wrathly a varias tiendas buscando el regalo perfecto. Al final, entramos una joyería, y vi cómo le compró una cadena de plata con un dije con forma de nota musical. Tuve que sacar fuerzas de donde no las tenía para ver cómo el amor de mi vida se esmeraba en comprarle algo a Miss Piggy y después tener que enviárselo con una notita de lo más cursi. Mi corazón sangra al pensar que los pensamientos de él son ocupados por otra persona que no soy yo.
Anoche lloré de rabia al imaginarme a esos dos juntos. He sido yo la que siempre ha estado a su lado toda su vida. Siempre dispuesta a hacerle compañía, a soportarlo cuando ni él mismo se aguanta, a ser esa amiga que se desvive, la que se desvela y la que lo ama con locura. Tal vez seré masoquista, estúpida o ilusa en empeñarme en estar al lado de alguien que no me ama con la misma intensidad en como lo amo yo. Quizá debería de poner tierra y mar de por medio, olvidarme de él y buscar a esa persona que me devuelva con creces todo el amor que tengo para dar. Sin embargo, al imaginar mi vida lejos de él, un nudo se me instala en mi garganta. Siento que me asfixio. Mi corazón se detiene debido al temor de saber que no lo volveré a ver nunca más. Amo a Wrathly, y por más que intente luchar en contra de estos sentimientos, no habrá otro chico que se iguale con él.
—Mady, te hice una pregunta —insiste.
El fuego de la ira se asienta en mi estómago al verlo así por esa estúpida.
¿Tú qué crees? —Levanto un poco la voz—. Por última vez te digo... que ya lo hice.
—Bien —susurra. Lo veo bajar su cabeza y rascarse el mentón dos veces. Eso él lo hace cuando siente que es una carga. Verlo hacer eso rompe por completo mi corazón—. Perdóname, Madi, si te estoy molestando con esto.
Aspiro profundo.
—Tú nunca me molestas, Wrathly. —Pongo mi mano en su mejilla, mientras que una lágrima traicionera desciende por mi mejilla—. Te quiero, ni te imaginas cuánto.
Y entonces, ocurre lo de siempre. Wrathly me da una hermosa sonrisa que borra todo mi enojo.
—Sabes que te quiero aquí hasta el final del firmamento, Madi. —Abre sus brazos y no lo dudo ni dos segundos en dejarme envolver por ellos. Su olor se filtra por mis fosas nasales y por mis poros. Cierro mis ojos para perderme por un momento, pensar que él es mío—. Eres la mejor amiga que he podido desear.
Me pongo rígida al escuchar esas palabras. Me aparto sin mirarlo y añado:
—Ya que le hemos enviado el regalo a tu amiga... —Me trago mis lágrimas—. ¿Por qué no mejor me pagas este servicio invitándome a salir?
—La verdad, Madi, es que me siento un poco cansado —me responde un poco apenado —, pero haría un esfuerzo por ti.
Un silencio se cuelga entre nosotros, espesa el aire. Lo observo y trato de sosegarme. Odio con todas mis fuerzas a esa vaca con nombre de perra y fruta. Dejo a un lado mi orgullo herido.
—Pues será para otra ocasión. —Me acerco a él para empinarme y darle un beso en su mejilla—. Eso sí, el día que acordemos, no deseo que tengas la cabeza metida en otro lado. Demandaré de toda tu atención y eso es lo menos que puedes hacer por mí.
—Eso es chantaje, Mady.
—Tú eres puro, puro chantaje. Puro, puro chantaje —le tarareo una canción que nos gusta.
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Soldat
Roman pour AdolescentsPeach competirá para ganar una beca. ¿El problema? Ninguno. ¿El nombre del problema? Wrathly. Él es el chico más especial y asombroso que ha conocido y también desea ganar el concurso. *** El sueño de Peach es mostrar al mundo su talento musical y...