You're not allowed to fall in love with me. [Peraltiago]

the (crushing) debt. (part 1)

Basado y situado en el capitulo de "The Bet" 

Para ser sinceros, casi todas las personas en el precinto sabían que Jake iba a ganar la apuesta. Es decir, puede parecer medio inmaduro a veces, pero siempre tiene un as bajo la manga. Y así fue, con un puntaje de 91-84, Jake Peralta había ganado la gran apuesta que él y Amy Santiago habían pactado varios meses atras. El objetivo: arrestar a más delincuentes antes de esa tarde. Si Amy ganaba, ella debía destruir el famoso auto de Jake, un autentico Mustang, o como a él le encantaba llamarlo: "un imán para atraer chicas". Literalmente no hubo chica que no besó (y otras cosillas más) a Jake en ese auto. Ahora bien, si Jake ganaba, Amy tendría que ir en una cita con él. En ese mismo auto. Ellos dos, juntos. No como compañeros de trabajo. Como Jake y Amy.

Y él no podía estar más emocionado de que finalmente hubiera ganado la apuesta.

-¡Jake gana, Amy pierde!- gritaba él mientras bailaba al ritmo de la canción "Celebration", un hit perfecto para la ocasión, a la vista de todos en el precinto. Dio unas vueltitas y se puso de rodillas frente a Amy Santiago, quien estaba totalmente en modo "me quiero morir ahora mismo". En ese instante abrió una pequeña cajita, que contenía un anillo de matrimonio que seguro le había costado dos dólares. Jake se detuvo unos segundos para mirar a Amy. Era increíble como esa mujer lucía hermosa hasta enojada. En su interior,  Jake estaba como loco. De veras estaba contento porque por fin podría pasar un rato con Amy a solas. Ya no como colegas, sino como...amigos.  Como para que todos presenciaran el momento que estaba pasando allí mismo, (y además porque la música estaba un poco fuerte) Jake dijo en voz alta estas palabras: -Amy Santiago, compré este anillo extremadamente barato para preguntarte si, -hubo una pausa- ¿Quisieras salir conmigo en una cita?- y luego dijo, más suavemente: "Tenés que decir que sí". Amy dudó por unos segundos que parecieron eternos frente a los ojos de Jake y finalmente largó un "sí" de mala gana. Obviamente él lo celebró como si le hubieran dado la mejor noticia de su vida. 

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Exactamente a las ocho en punto, Jake, trajeado con un smokin y unas bermudas (el toque Peralta no podía faltar) pasaba por la puerta del departamento de Amy.

-¡Hora de la cita! -gritó seguido de unos bocinazos sabiendo que Amy estaba del otro lado del portón y que podía oírlo.
-Peralta, este vestido es espantoso. ¿En serio debo usarlo? -dijo ella quejándose. -Oh claro que sí- exclamó Jake- Es una de las tantas condiciones que puse. Yo decido que vestís, donde comemos y que hacemos. La cita termina a la medianoche. -y con una voz tierna, agregó- Vamos, por favor, salí.
La puerta del departamento se abrió lentamente. Amy estaba enfundada en un aparatoso vestido que parecía de seda color azul. Llevaba el pelo suelto, con ondas. Y un leve maquillaje, al estilo Santiago.
Jake sentía cómo se iba derritiendo por dentro. En verdad estaba hermosa. Claro que no se lo contó , y en cambio dijo: -Oh! Pero si estás igual que mi cita de mi Bar-mitzvah! Jenny Gildenhorn. Solo que ella llevaba brackets. ¿Deberías ponerte brackets? No, olvídate.- Y con un gesto caballeroso, dio la vuelta del auto y abrió la puerta de acompañante. Amy notó su particular atuendo. -Lindas bermudas, Peralta. -Gracias, ma'am. -agregó Jake.
-Ah, y una cosa más.- dijo Peralta. -No importa lo que pase, no tenés permitido enamorarte de mí. -a lo que Amy respondió- No será un problema.
Ella entró en su Mustang. Cerró la puerta y se dirigieron al bar de Shaw, al sonido de las latas atadas detrás del capot junto con un cartel que decía "Apuesta recién perdida".