Paso 13

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Busca recursos.

Porque todo, desgraciadamente, se logra con algo material. Y si planeas secuestrar a alguien buscar los recursos es fundamental. El mundo gira en eso, como un embudo, todo cae y finaliza siempre al mismo lugar. La vida, la muerte, todo se ha vuelto un sin fin a una carrera en busca de alcanzar lo máximo en material, la mayor cantidad de dinero, la mayor cantidad de autos lujosos o terrenos privados. Me pregunto como sería si se pagara con sentimientos, si un gesto o nuestras acciones nos definieran, y no nuestra posición económica. Aunque de todas formas yo me encontraría malparado, porque sentimentalmente no valía; mis sentimientos no le importaban ni afectaban a nadie. A nadie.
Pero desde cierto punto todo el mundo se encontraría en bancarrota, porque durante décadas los sentimientos han perdido valor, han sido remplazados por objetos o industrias que nos hicieron y hacen creer que con un poco de billetes se puede arreglar y satisfacer todo.
¿Quién necesita un auto lujoso para impresionar a alguien?¿Quién necesita una tarjeta o flores en el día de San Valentín para saber que se ama de verdad?¿Quién necesita unas zapatillas de marca? Para correr y perseguir sueños hay que hacerlo con algo casi perdido, el corazón. Pero que iba a saber yo de corazón y sueños, si me habían arrebatado todo de cuajo.
Cuando en realidad todos necesitan un gesto, una mirada, una sonrisa o un toque. En realidad se necesita esa chispa que alguna vez nos volvió humanos, eso a lo que le llaman sentir.
Todos necesitan sentir, sentir alegría, sentir miedo, sentir ilusión o tristeza que muy difícilmente se consiguen con algo material.

Casi lo más importante, pero primero tienes que estar bien física y mentalmente.

En mi caso conseguí todo lo que necesitaba en un supermercado. Y cuando por fin pude definir la forma en que lo realizaría hice una lista para no olvidarme nada:

Cinta adhesiva.

Una soga.

Alimentos suficientes.

Cuchillo.

Cosas de mujer.

Tijeras.

Todo eso fue pagado con la tarjeta que había heredado de mi padre.
Lo echaba de menos, aún lo extrañaba. Aunque mis metas estaban fijas.
Esa misma noche pasé por la ventana de Viens y me aseguré de que estuviera bien.

Ella era demasiado vulnerable e ingenua, dejaba la ventana abierta. El mundo no perdona una ventana abierta o confianza de más.

Procuré no hacer mucho ruido. Me acerqué y vi sus inmejorables labios, su cabello fantástico y su expresión sin igual. Su pecho se inflaba y desinflaba con lentitud. Parecía que ensayaba alguna pose de delicadeza y descanso. Simplemente perfecta.

No me cansaba de observarla, sus rasgos, sus movimientos -durante esos segundos- para mí. No me cansaba de surcar delicadamente con mi dedo su mandíbula.

Cuanto deseaba que solo fuera para mí.

Manual para Secuestrar a Alguien #wattys2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora