Parte 2: Se forma una alianza y Aitana se equivoca de prometido

1.6K 103 188
                                    

Caminaron toda la noche. Los dos caballeros andantes vivían en una cabañita entre aldea y aldea, al borde del bosque. Nerea estaba impaciente por llegar, pero no se atrevía a decir nada hasta que estuvieran en un lugar seguro. Cada poco, Alfred la miraba con los ojillos brillantes, lo cual la estaba poniendo más nerviosa porque ¿y si les contaba la verdad y no podían ayudarla? ¿Y si no querían? ¿Y si en el fondo eran secuaces de Queen Nayomi y todo era una trampa? Se estaba agobiando así que decidió sacar conversación:

-¿Y no tenéis caballos?-se le ocurrió preguntar.

Ya estaba cerca el amanecer y Agoney llevaba a Bambi en brazos porque estaba muy cansada. Ante la pregunta, miró a Nerea con los ojos como platos y fue a decir algo pero Alfred se le adelantó:

-No, porque somos pobres.

-No-remarcó Agoney-, porque eso es explotación animal y estamos en contra.

-Es verdad, eso también.

-Tú mucho hablar de luchar contra las injusticias pero luego se te olvidan las cosas más importantes.

-Ago, no te enfades que no se me olvida lo que pasa es... que es muy tarde y... vale, se me ha olvidado. Perdoooooona...

Alfred abrazó a Agoney, pero él intentó seguir andando y no le hizo ni caso. Mientras, Bambi le lamía las manos a Alfred que no se soltaba de su amigo y le decía: "porfaaaaaa perdonaaaa". Nerea, observando todo eso, sólo pudo llegar a una conclusión lógica y evidente:

-¡Dios mío, están liados!-aquello no quería decirlo en voz alta.

Los dos la miraron otra vez y Bambi gruñó. Nerea se tapó la boca con la mano y se bajó la capucha hasta la nariz. Continuó andando como si nada pero como no veía ni torta se salió del camino y se tropezó con un arbusto. Ya que no le quedaba mucho de dignidad, se levantó y declaró:

-Que no pasa nada, eh, que yo soy muy discreta con estas cosas y me parece perfecto. En serio, soy muy buena disimulando. Mi hermano, ¿sabéis? A veces se subía chicos al palacio, así en plan casual y yo nunca dije nada. ¿Se enteró alguien? Bueno, pues sí, ¡pero no por mí, os lo juro, eh! Soy discreta, sutil, reservada, una tumba, ¡de verdad!

-Ah, qué bien-dijo Alfred, sonriente-, pero no estamos liados. A veces pienso que ojalá pero...

Agoney carraspeó y Bambi le lamió la cara en respuesta. Nerea intentaba contenerse la risa floja, que era muy difícil, pero él la miraba con cara suspicaz.

-Dijiste que tu hermano... subía chicos a palacio...

-Sí, pero no se lo digas a nadie, es un secreto.

-A palacio.

-Que sí, pero... ¡Uala, uala, que la he liado!

Nerea miró hacia atrás como si esperase ver a toda la guardia de Queen Nayomi armada con lanzas y ballestas dispuestas a darle caza. Por suerte, el bosque estaba desierto. Un pájaro graznó en mitad del silencio. Los dos chicos miraban a Nerea y ella se quedó sin saber cómo salir del apuro.

-¡Se supone que estás muerta!-dijo Agoney, dejó a Bambi en el suelo y se arrodilló ante ella-. Su majestad, princesa Nerea...

-¿Qué haces, qué haces? Aquí delante de... aquí que nos pueden ver... No, Agoney, levanta, por favor.

-¿Princesa Nerea?-Alfred se cruzó de brazos-. Eso no nos lo habías dicho. Nosotros no trabajamos para la realeza.

-Bueno, Alfred...

-Que no, que para eso hay muchos caballeros. Nosotros protegemos a los pobres, a los desamparados, a los que no tienen a nadie. Una princesa se puede alquilar un ejército así-chasqueó los dedos-. Lo nuestro es más de... no sé, tomar un molino y dárselo a los campesinos o... o liberar a los cerdos de las granjas, eso es especialidad de Ago, ¡Una vez les robó a unos nobles todos sus caballos y los soltó en el monte! Pero... ay... ay que está llorando, Agoney, ¿qué hacemos?

Siempre reinarás (o no)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora