Los barrotes y la rutina le quitan al hombre el sentido de vivir. Estar entre rejas aburre, cansa. Rejas de cristal, de hierro o de lo que sea, encerrar a alguien en una jaula está mal.
Las jaulas no te dejan liberarte, te quebrantan y hacen que las espinas se claven en tu espalda y manos, te amenazan. Te rompen el alma, el espíritu. Desde que las jaulas se crearon, el hombre comenzó a destruirse a sí mismo. En lo personal, odio las jaulas; los seres vivos deben ser libres, es su naturaleza, los llena de creatividad, alimenta su espíritu y hace que los mismos crezcan.
¿Para qué encerrar algo tan hermoso como el alma en una jaula? Déjala libre, que aletee sus alas y te guíe hacia el camino correcto. No encierres a los demás en ellas, ni por celos, ni por retenerlos, ni por no poder dejarlos crecer. Estamos hechos para ser libres, dicen. Y nunca hubo una verdad tan grande.
Las jaulas te hacen pequeño o por lo menos te hacen creer que lo sos. Creo que todos los seres humanos tenemos jaulas, pero lo bueno es que una explosión de emociones siempre puede romperlas.
Me pasé gran parte de mi vida en jaulas, hasta que aprendí a romperlas con el paso del tiempo.
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En Pedazos.
Poetry""Al primer amor se le quiere más, a los otros se les quiere mejor", dijo Antoine de Saint-Exúpery y después de escribir esto, no puedo quitarle la razón.