La historia que le contó Hugh respecto a Harry resultó conmovedora. El pobre hombre tuvo una infancia terrible. Padres borrachos y abusivos, palizas constantes, asistencia a la escuela interrumpida. No recibió amor.
A los catorce años, Harry huyó de casa, y como era de constitución fuerte, pudo conseguir empleo como trabajador en una construcción. Cuando tuvo la edad suficiente para obtener licencia para conducir, se dedicó al transporte en camiones, de un estado a otro.
A los veinticinco años, ahorró lo suficiente para comprar su propio vehículo. Eso en sí resultó remunerado, mas su necesidad de tener familia propia era grande.
Contrajo matrimonio con una hermosa camarera rubia, y empezó a trabajar más, para proporcionar una bonita casa a su esposa y futuros hijos. No le importaron las largas horas que tuvo que trabajar, puesto que tenía una meta… un propósito en la vida.
Su nueva esposa no fue muy paciente para conseguir las buenas cosas de la vida.
Le presentó a su marido un amigo, quien tenía ideas acerca de cómo enriquecerse con rapidez.
No de muy buena gana, Harry estuvo de acuerdo en tomar parte en un robo a la mansión vacía de un millonario y fue atrapado. Tan pronto estuvo en la cárcel, su esposa inició los trámites del divorcio.
Desesperado, intentó un escape frustrado, lo cual aumentó su sentencia, y no hizo nada para detener el inevitable divorcio.
Hugh conoció a Harry diez años después, cuando un capellán del Ejército de Salvación le pidió que diera clases de arte en la prisión. Harry sorprendió a los guardias al inscribirse en las clases de escultura. Sin embargo, lo único que hizo durante seis meses, fue sentarse en la parte posterior del salón, con los brazos cruzados, sin pronunciar jamás una palabra.
Al fin, un día se acercó a Hugh para decirle:
—Me gustaría hacer algo... con ese material —señaló un pedazo de mármol que llevó Hugh.
Le tomó mucho tiempo, mas la escultura sencilla de un perro, fue la mejor obra que logró un estudiante de Hugh. Su amistad nació junto con su relación de trabajo, y la promesa de Hugh de proporcionarle empleo y habitación ayudó a que lo soltaran antes de terminar su sentencia.
El accidente automovilístico de Hugh sucedió un par de días antes que Harry saliera de la prisión. Apenas salió de la cárcel, fue a visitarlo al hospital, y se negó a alejarse del lado de la cama del enfermo.
Cuando Hugh necesitó que alguien lo cuidara durante los largos meses de recuperación, Harry fue la alternativa natural.
—Por supuesto que le pago —comentó Hugh—, aunque estoy seguro que lo haría por nada —April estuvo de acuerdo, pues Harry adoraba a Hugh como a un héroe.Ella comprendía el sentimiento, era evidente que Hugh fue la primera persona que en verdad le extendió la mano—. Tengo la sensación de que a pesar de sus gruñidos, le agradas, April.
April rió al escucharlo.
—No lo creo.
—No estoy de acuerdo contigo. Cuando a él no le agrada alguien, es muy expresivo con las palabras. Las cosas que dijo acerca de Cynthia te harían estremecer.
—¿Cynthia? —preguntó April.
—Mi prometida —explicó Hugh y rió, aunque su risa no resultó un sonido alegre—.Palabra equivocada... mi ex prometida.
Llegaron junto a los escalones de la casa de April, y cuando Hugh extendió la mano para asir la barandilla, ella notó que cerraba los dedos con fuerza sobre la madera, hasta que los nudillos se le pusieron blancos.
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Algo especial
RomanceAlgo Especial Título Original: The Reluctant Loverñ Editorial: Harlequín Ibérica Sello Colección: Bianca 548 Género: Contemporáneo Protagonistas: Hugh Davies y April Jamieson Argumento: Al quedar ciego en un accidente automovilístico, el esculto...