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Leo

Que tenía Ada que hacía perderme de mi rutina para solo pensar ella. La había conocido hace un día y llevaba dentro mi cabeza desde aquel entonces. Era muy bonita, sí, pero al pasear anoche y conocerla, me gustó mucho más. A lo mejor es muy pronto pero el tiempo es un reloj de arena que acabará, tarde o temprano, pero lo hará.

Había llamado a Ada hace media hora para ver si quería salir a tomar un café. Justo ahora me estoy terminando de arreglar y en unos minutos pasaré a recogerla.

Cuando salió por esa puerta, involuntariamente, una gran sonrisa se dibujó en mi cara. Vestía una adorable falda con flores de varios colores, una blusa blanca y unas sandalias color café. Ella era muy sencilla. Lo notaba, tanto en su forma de ser como en su apariencia.

Subió al coche y me saludó con un beso en la mejilla. Como deseo que el próximo sea en los labios. Arranco el auto y voy rumbo a mi cafetería favorita. Ella ríe y es como una melodía celestial para mis oídos. Cuando vaya al cielo espero que su risa sea la que me reciba.

Al entrar, el frío del aire acondicionado hace que Ada se abrace a sí misma para tratar de entrar calor. Me desago de mi chamarra de jean y se la ubicó en los hombros. Sus mejillas se han sonrojado y eso es lo más hermoso que he visto hoy.

Ella ordenó un capuccino, bien caliente, y un rollo de canela. Algo más que encontré que teníamos en común. Ada ama la cafeína y los rollos de canela tanto como yo. ¿Acaso podría ser más perfecta?

La respuesta era sí.

Un mes a tu lado// Anton Yelchin (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora