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 La distancia entre nuestros rostros, cada vez era más inexistente y eso me ponía muy nerviosa.

- No haré nada que no quieras.- Susurró sobre mis labios sin despegar su mirada de mis ojos.

- Hazlo.- Le dije decidida.

Y pasó. Me besó. Mi primer beso con él, y no me arrepentía nada. La textura y sabor de sus labios es la mejor creación de todas. El movimiento que acompañaba a estos, era una muerte lenta pero segura. Sin darnos cuenta, aquel beso fresco e inocente pasó a ser uno necesitado y agitado. La traviesa mano de Leo se pasó por debajo debajo de mi camiseta y masajeaba por debajo de mi pecho.

Con cuidado bajamos de la roca y nos adentrámos a la tienda. Allí, las caricias y toqueteos volvieron a ocurrir. Esta vez ya no eran provenientes solo por parte de Leo, también míos. 

Conscinete de lo que estaba por ocurrir, me entregué en cuerpo y alma a Leonzio. El que haya ocurrido bajo la luz de las estrellas lo hacía más hermoso. Ahora estaba acurrucada a su pecho y respirando su aroma exquisito.

- Entoces... te vas en dos días.- Habló.

- Uno.- Corregí risueña y le enseñé la hora del reloj. Ahora era solo un día el que nos separaba.

- Te voy a extrañar mucho Ada, siempre te cuidaré.- Besó mi cabeza y caí rendida del sueño.

Un mes a tu lado// Anton Yelchin (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora