10 | Mi Post-Gabriel

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Capitulo Diez

¿Cómo es que las personas se levantan temprano un sábado? Debe ser un gran sacrificio. Mi mañana comenzó con mi madre sacándome de la cama a la fuerza y obligándome a meterme a la ducha helada. Con una toalla rodeando mi cuerpo y otra mi cabello camino por el pasillo con paso perezoso hacia mi cuarto. Odio levantarme temprano, odio a mi madre por alejarme del amor de mi vida y odio a Acacia por chocarse conmigo. Tenía ojeras, algo raro en ella, y jugaba con sus dedos de forma constante mientras mantenía la vista en su celular.

— Disculpa, no te vi — ironice rodando mis ojos, me hace un gesto con la mano restándole importancia y me rodea. Siempre lo dije y lo voy a seguir diciendo; Yo tuve que haber sido la mayor

Luego de cambiarme, maquillarme un poco e intentar domar mi cabello en una coleta alta estoy lista para "recibir" a mi familia. ¿Qué porque las comillas? Pues, ya sabes, uno nunca está preparado para recibir a un Harrison en su casa. Nun-ca. A mitad de las escaleras el sonido de la puerta siendo abierta de par en par es lo primero que puedo captar, y luego, el famoso grito de la tía Lily.

— ¡HOLA QUERIDA FAMILIA! ¿Agustín, te dejaste crecer la barba? Picaron — le guiña un ojo mientras golpea su hombro. Austin la mira con los ojos entrecerrados mientras niega con la cabeza lentamente.

— Déjame pasar, moriré aquí parado si no mueves tu arrugado trase...— le replica el abuelo Gus a mi abuela, por suerte, mis oídos están a salvo gracias a mi prima que tapa su boca.

— ¡Antonio!

— Soy Ashton, tía — bufa este pero Lily lo ignora olímpicamente mientras le revuelve el pelo.

— Lissa, que hermosa estas — mi abuela me abraza y su aroma a galletas me inunda.

— Hola abuela.

— ¡Pero cuantas arrugas, hombre! Peor que tu madre — mi abuelo pica a mi padre.

— También te extrañe papá.

— ¿De qué hablas? Yo no te extrañe.

— ¡Cabeza de tomate! — la tía Lily seguía acaparando a mis hermanos, yo tomo esa oportunidad para saludar a mi abuelo, mis otros tíos y mis primos, aunque la mayoría de ellos no pasaban los 12 años, se hacían de extrañar. Por otra parte, mi tía aun no lograba entender que mi hermana no era pelirroja.

— ¡Oh pequeña Alissa, que gusto verte otra vez! — apretuja mis mejillas y me pellizca la nariz.

Alguien sálveme de este demonio

— De acuerdo, de acuerdo, ya basta de bienvenida — habla el tío Roger, el mecánico.

Me puse al día con la mayoría de mis tías más normales pues las que estaban medias locas, como Lily, andaban de hermano a hermano haciendo preguntas incomodas. Mis primas Katia y Jane prácticamente me obligaron a sentarme en el piso para jugar con mi cabello, mientras que Jane me intentaba hacer una trenza, Katia me pintaba las uñas de color rosa por encima de mi esmalte celeste.

— Lissa, Lissa, Lissa — Maguie, la florista, se sienta al lado mío. Ella tiene su propia florería y eso te da a entender el porqué siempre usa vestidos floreados, gorros con flores y zapatos de colores chillones. Como pueden ver en mi familia hay variedad. Una florista, un mecánico, una buena para nada, un cocinero y la lista sigue.

— Hola tía Maguie — saludo con una sonrisa nerviosa. Maguie no solo se caracteriza por vestir como si se hubiese bañado en arcoíris sino por sus incomodas preguntas.

Y cuando digo incomodas, me refiero a muy incomodas.

— He escuchado que tienes a un chico rondando tu cabeza — levanta y baja sus cejas mientras una sonrisa picara se abre paso en sus labios.

Enamórame, Gabe  #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora