13 | Malas Decisiones

478 49 4
                                    

Capitulo Trece

Cuando era pequeña solía ver a mis hermanos como una amenaza. Mis amigos se alejaban por ellos, los chicos se alejaban por ellos y estuve a instantes de perder a Faith por Ashton. Mi vida se reducía a ellos. Pero también gracias a ellos aprendí a diferenciar a las personas que deseaban estar en mi vida y a las que solo lo hacían por interés. Aprendí a que lo bueno y lo malo siempre pasa por algo. Y no olvidemos que con su ayuda tengo la corona a la más problemática del Instituto.

— ¿Al? ­— un golpe en la puerta me sobresalta y saca de mis pensamientos. Acacia asoma su cabeza por la puerta.

— Hola Cia — intento sonreír.

— Si que estas enferma — espeta cuando estornudo— Eso te sucede por haberte ido antes, ¡nos abandonaste!

Ruedo mis ojos.

— No los abandone, solo salí a tomar aire.

— Si... con Bolton — ante la mención de Gabriel mi estomago se revuele, ya ni siquiera sé porque.

— Si, y lo siento.

Encoje sus hombros tomando asiento en la cama junto a mí. La habitación cambia de aires y puedo palpar el nerviosismo de Acacia.

— Tengo que decirte algo — pasa sus manos por su cabello. Hago una seña para que continúe— Megustaalguien.

Ladeo mi cabeza a un lado, confundida.

— ¿Qué dijiste?

Cierra sus ojos— Me gusta una chica.

— ¿Qué?

— ¿Es que estas sorda?

— ¡Eso es increíble! — me lanzo sobre ella y la abrazo, pues nunca pensé que iba vivir el momento en el que a Acacia Harrison diga que le gusta una chica.

Al separarnos ella me observa con una pequeña sonrisa.

­— Supongo que lo es — encoje sus hombros— Nunca experimente algo así, pero me agrada el sentimiento.

Y así pasamos casi una hora hablando sobre la chica misteriosa, pues no me quiso decir su nombre o descripción física. Me alegraba que Acacia haya encontrado a alguien que la haga feliz, verla salir de mi cuarto con una sonrisa pegada a su rostro es más que suficiente para que mi día sea bueno.





Mi vuelta la escuela fue normal. Como siempre llegue tarde y tuve que visitar al director por unos minutos, ya saben, para darle los buenos días. Al salir de la dirección las miradas raras de los típicos alumnos que no tienen nada para hacer caen sobre mi e intento pasar desapercibida teniendo en cuenta que olvide quitarme mi remera de piyama y estoy enseñando abiertamente a un perro lamiendo un helado en la playa. Lejos de estar avergonzada, creo que es lo más productivo que hice en mi vida.

— ¡Ah!

— ¡Billy! — exclamo sorprendida viendo como soba su cabeza.

— Tu sí que sabes hacer entradas triunfales — me da una sonrisa de labios cerrados. Eso me extraña. Billy es más efusivo cuando de saludos se trata.

— ¿Te encuentras bien? — pregunto dudosa colocando la combinación de mi casillero. Se abre y agradezco que ya no haya ningún rastro de pintura en el, maldito Gabriel.

No responde, solo encoje sus hombros con indiferencia. Este no es mi mejor amigo.

— Hola, hola, queridos amigos — una sonriente Faith aparece a la izquierda de Billy, toca su pecho— Los extrañaba tanto, par de tontos.

Enamórame, Gabe  #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora