Respiraba agitado, gotas de sudor frío se deslizaban por su frente, mirando a la nada bastante asustado. Después de unos minutos, se había dado cuenta de que había sido solamente una pequeña pesadilla, una de tantas en realidad. Otra noche fría y oscura, sólo en su habitación, sin nadie que le tranquilizara.
Decidió salir a caminar un poco, eran las 4 de la noche, nadie saldría a molestarle, mucho menos a golpearle, aunque tampoco estaba del todo seguro si debía de hacerlo o no.
Se había puesto su ropa común, con la diferencia de que no había salido con su gorro puesto, es decir, llamaría mucho la atención, más de la que ya la llamaba. Al salir de su casa, ignoró todos los papeles que se encontraban pegados por el lugar, sólo quería salir a relajarse un poco.
Comenzó a caminar hacia un parque, no quedaba muy lejos a decir verdad, tampoco era como si se muriera de ganas por ir, pero ya había salido, sería algo estúpido salir solo 4 segundos para volver a su casa.
Caminó y caminó, pocas veces miró a los lados para ver si venía un vehículo, las pocas veces que lo hizo, sólo se limitó a hacerlo para no pensar que tanto la gente le odiaba. Dejó finalmente aquél tema de los autos a un lado y siguió con su camino.
Al llegar al parque, vio como es que una pareja se iba ya a casa, la chica, al parecer con un niño en sus brazos, le cuidaba cómo si fuera tan frágil como una figura de porcelana. Finalmente comprendió que ese era el amor que jamás le había dado a su hijo.
En cualquier caso, ya no servía de nada si se lo daba, consideraba a otro chico su madre, era prácticamente una versión de él, pero con más ganas de cuidar un hijo. Varias veces había pensado en que irse del mundo era lo mejor, que si ya tenía una "madre" que si se preocupara por él, y un padre que de por si ya lo hacia, no necesitaban su presencia en el lugar.
Terminó dando por entendido que su lugar no era allí con ellos, si no que era un lugar más apartado del de los demás.
Era tan llorón como para aguantar la verdad
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Bad Mother 「Fukase Fanfic」
Short Story"¿Recuerdas que tienes un hijo?¡Qué mala madre eres!." El Pelirrojo no soportaba más aquellos reproches que las personas le daban, respecto de si era una buena madre o no. Sabía que lo era, pero no necesitaba a nadie que se lo recordase.