Escuchaba el sonido de una maquina, era molesto, pero tampoco podía detenerlo. Al abrir sus ojos, se vio rodeado de enfermeras y doctores, los cuales le miraban preocupados, pues nunca habían conocido un caso de paciente tan dramático como el que se encontraba frente a él.
Estaba por abrir la bocota para decirles “¿Qué es lo que tanto me miran?”, hasta que su pareja abrió paso entre aquellas personas. Su rostro demostraba preocupación y enojo a la vez, tenía buenas razones también para estar enojado, pero tampoco podía dejar de lado la preocupación.
Los doctores y enfermeras se retiraron, dejando sólos a ambos. El menor se sentó dificultosamente en la camilla, se había comenzado a inspeccionar bien; tenía parches por todas partes, suero en su lado izquierdo, aquel monitor cardíaco en su lado derecho, y finalmente, un muy preocupado Murder en el lado del monitor.
— ¿¡Se puede saber en qué estabas pensando, idiota?!. — Le gritó el peliblanco al pelirrojo, a lo que se quedó sin responder. No tenía nada que decir al respecto, pues ni él mismo sabía el porqué de sus repentinas acciones. — ¡Me has mantenido preocupado toda el día y noche!. —
¿Noche? Él recordaba que habrían sido las 11 AM. Miró por la ventana que tenía en una esquina de la habitación, y efectivamente, allí estaba el cielo decorado con un azúl oscuro y unas cuantas estrellas. Miró nuevamente al peliblanco, moviendo cuidadosamente sus brazos hacia el mayor, finalmente abrazándole.
El peliblanco correspondió al abrazo, con algo de fuerza, pero lo importante ahora era que su pareja se encontrara vivo. Le dolía verle así, lleno de parches que conducían a aquel suero, y otro que le conducía al monitor de presión, por varias horas había pensado que él no había cumplido con su palabra de “Yo siempre volveré”.
Y claro, un día, nunca volvió.
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Bad Mother 「Fukase Fanfic」
Short Story"¿Recuerdas que tienes un hijo?¡Qué mala madre eres!." El Pelirrojo no soportaba más aquellos reproches que las personas le daban, respecto de si era una buena madre o no. Sabía que lo era, pero no necesitaba a nadie que se lo recordase.