Capítulo 2

748 37 3
                                    

Es la quinta vuelta que doy en el parque sin encontrar ni rastro de ella. Incluso fui a su escuela con la esperanza de verla parada en la entrada pero nada. La desesperación crecía dentro de mí, ¿le habrá pasado algo? ¿Estará bien?

¡TIENE CELULAR! ¿¡CÓMO PUDE OLVIDAR ESE DETALLE!? Marqué con rapidez su número y después del tercer tono contestó. El escuchar su voz me tranquilizó a sobremanera.

-¿Dónde estás? No te veo en ninguna parte- estaba cansado y era evidente, pero ya puedo estar tranquilo.

- Estoy en la jardinera que está frente al lago, dime dónde estás y yo voy. Lo siento- su voz sonaba cerca, camine un poco y logré verla sentada junto a un árbol, el más grande y olvidado de todo el parque, ¿por qué siempre anda queriendo estar completamente aislada de la humanidad?

-No hace falta decirte dónde estoy- me acerqué y cuando terminé de pronunciar la última palabra volteó con rapidez a mi dirección, me miraba a los ojos y como la miraba desde arriba, se veía tan pequeña e indefensa.

Además de la mirada de cordero a punto de ser sacrificado que siempre pone cuando sabe que está en problemas era incluso adorable.

Se levantó, tomó su mochila con una mano y con la otra guardó con casi nula dificultad el libro en ella. Se puso la mochila pero se la quité, no esperé a ver su reacción y caminé a donde había dejado el auto estacionado.

Abrí la puerta de copiloto que estaba del lado de la acera para que entrara, di la vuelta al coche y entré a mi lado, que era el de conductor.

Lancé su mochila a alguna parte de los asientos traseros y me relajé. En todo este tiempo ella no producido ni el más mínimo ruido. Puedo sentir su mirada en mi pero simplemente lo ignoré continuando con la vista al frente.

Estaba cansado, sí, me había asustado, también; pero ninguno de esos sentimientos superaba el de alivio y tranquilidad que me daba el tenerla a mi lado de nuevo.

-Lo siento- solo dos palabras y podía respirar con normalidad nuevamente.

Pensaba con detalle lo que diría a continuación. No sabía si hacerle saber qué tan preocupado y asustado estaba al no encontrarla, lo aliviado que estaba porque estuviera bien o lo idiota que soy al olvidar que tenía celular.

- Me asusté. No te encontraba- no se había puesto el cinturón de seguridad, siempre lo olvida.

Aproveché su descuido para tomarla por el brazo y ponerla sobre mis piernas para abrazarla. Sé que es inapropiado pero la necesidad de tenerla conmigo era mayor.

El cálido aroma que emanaba me encanta, es tan dulce y suave, como una brisa de primavera, que lleva consigo pétalos de los árboles de cerezo. El nerviosismo en sus movimientos era notorio, causándome ternura. Sé que la diferencia de edades entre nosotros no es tanta pero muy seguido me parece una pequeña niña adorable, inocente e indefensa, a la cual amo proteger.

Puso su mano en mi hombro y su respiración chocaba con la piel sensible de mi cuello. Esa sensación era tan agradable y satisfactoria que, si por mí fuera, nunca la soltaría, quedándonos de esta manera por tiempo indefinido.

-O-Oppa- su voz, era apenas un susurro, suave y dulce al oído.

-¿Si?- respondí de la misma manera.

Se movió ligeramente para mirarme a los ojos y en la posición en la que estábamos, el brillo en sus ojos grises era aún más intenso. Ella es la única en la familia que heredó los ojos de nuestro abuelo, que en paz descanse; es la envidia de todos los nietos.

Inocencia y pureza era lo único que encontraba en su mirada.

Fue casi un impulso.

Acerqué nuestros rostros hasta que nuestras narices se tocaron, manteníamos las miradas fijas.

Primos TN&NamJoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora