Capítulo 6:

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Dije su nombre varias veces más. No recibí respuesta a ninguna así que me levanté rápidamente pero creo que ya era tarde.

-¡Tncita! ¡Despierta pequeña, por favor! ¡Dime que no eres pequeña! ¡Que eres grande! Pero dime algo por favor- la sacudía con cada palabra que decía pero no obtenía respuesta.

Las lágrimas se acumularon en mis ojos, no puedo perderla, menos así, menos por mi culpa.

Verifiqué si aún respiraba. Su débil y tibio aliento chocaba con mi mejilla así que me tranquilicé, sólo está inconsciente.

Corrí al baño, buscando en los cajones si teníamos alcohol. Bajé las escaleras y entré a la cocina en busca de helado, así evitaré su odio eterno. Subí lo más rápido que pude con las cosas en manos y entré a la habitación nuevamente, las puse en la cama a su lado. Destapé el alcohol y mojé un poco mi dedo índice para luego pasarlo por su nariz. No sé qué provoca en las personas inconscientes que las hace despertar después de unos segundos pero espero funcione con ella también.

Funciona.

Sus párpados comenzaron a moverse temblorosos, mostrando la dificultad que tenía para despertar. Cerré la cortina para que no hubiera tanta luz y se facilitara la tarea de abrirlos, funcionó. Ahora sus grandes ojos grises se posaron en mí.

-Qué bueno que estés bien- dije casi en un susurro mientras acariciaba su cabello, pasando dos de mis dedos a su mejilla con menos color que de costumbre.

-Idiota, casi me matas- jamás creí poder amar tanto esa voz de odio y desprecio.

-Lo sé, lo siento demasiado. No quería lastimarte, lo juro- tomé el plato donde serví el helado y se lo di como ofrenda de paz, quizá reprima sus deseos de venganza- toma esto como una disculpa elaborada.

-Ni tan elaborada, pudiste traer galletas al menos- me levanté para ir a buscarlas pero tomó mi mano forzándome a volver a tomar asiento- era broma bobo.

-Jamás creí poder amar que me insultes- me reí incrédulo ante mis propias palabras, pero era la verdad. Esta niña es mi adoración, y daría mi vida para protegerla.

-Sí, sí- comía ese helado sin prestar atención a mi presencia.

Intenté levantarme pero tomó mi mano para que volviera a sentarme, no sabía la razón pero no la cuestioné.



Estábamos sentados frente a la mesita de centro del estudio. Me perdonó por lo ocurrido después de 4 helados y un masaje en sus hombros y cuello, adora esos masajes, siempre está tensa con los hombros duros como piedra.
Después de su relajación y por fin decidiera perdonarme, comenzamos a trabajar en letras y música para audicionar para entrar a alguna agencia. Mandaremos solicitudes a varias pero es muy probable que ninguna nos acepte.

-Pásame la laptop- Tn soltó su lápiz, hice lo que pidió y comenzó a mezclar sonidos en la aplicación que instalé para poder crear la parte instrumental de las canciones.

Se puso los audífonos, indicándome que quería privacidad para hacerlo. Pasaba su mirada del cuaderno a la pantalla, movía los labios como si estuviera cantando para acomodar los versos y estrofas en las piezas de música.

Nunca la vi tan concentrada.

-Si sigues mirándome te clavaré el lápiz en los ojos- esa amenaza bastó para que continuara con mi trabajo.

No tenía cómo escribir la canción ahora, así que sólo escribía las palabras que me venían a la cabeza. No tenía un orden fijo, dejaba un renglón de espacio entre cada idea.

Tn se levantó con cierto fastidio en sus facciones. Fue a su mochila, la tomó sin siquiera mirar qué contenía, su celular y la libreta. Salió como bala de la habitación. Agarré mi celular y la seguí casi corriendo, ya que ella al parecer estaba apurada.

Cerró la puerta principal tras ella y se fue, tomé las llaves de la casa, de mi auto y salí. Cerré la puerta de la casa, subí a mi auto y arranqué tratando de alcanzarla. Es floja, odia correr y duerme más que un gato, ¿cómo puede ser tan rápida?

Hice sonar el claxon cuando logré verla en la parada de autobús a dos cuadras de mi casa. ¿Cómo llegó hasta aquí en dos minutos? Es todo un misterio.

Vio el auto y le hice una seña para que subiera, lo hizo y sin mirarme o darme explicaciones me ordenó a donde llevarla como si fuera taxista.

-Claro jefa, como diga- sólo obedecí. Está seria y no me conviene enfrentarla.

Estacioné el coche y salió sin pagar, digo, sin agradecer. Abrió la puerta y entró sin esperarme.

Bajé del auto y entré por la puerta que no se molestó en cerrar, la vi en la sala sentada frente al piano. Sacó el cuaderno y lo puso en la pequeña rendija que tiene la tapa de las teclas para poner las partituras, abierto en la letra de la canción en la que estaba trabajando.

Sus dedos de deslizaban en las teclas, al principio parecía no tener ritmo, parecían ser notas tocadas al azar. Se detuvo en seco y miró la letra, estaba muy callada, estaba realmente concentrada.

Volvió sus manos al teclado y la melodía era suave, melodiosa y relajante. A pesar de ello, su rostro seguía serio, no sé lo que dice la letra pero con tal música, realmente quiero leerla ahora.

-Es hermosa- y lo es.

Cerró la tapa del piano, tomó la libreta y su lápiz para comenzar a escribir las notas que llevaba de este pequeño fragmento en una página aparte con el mismo título.

No me dejó leer la letra, según porque aún no estaba terminada. Respeté su decisión y fui a la cocina para ver qué podíamos comer, no hemos desayunado y son más de las 12.

Creo que no lo mencioné, estamos en su casa.

No había nada en el refrigerador y en las alacenas sólo habían cereales y sopas instantáneas. Tomé dos paquetes y comencé a prepararlos. Tn no articuló palabra desde hace horas y me está comenzando a preocupar, es difícil mantenerla callada y ahora no logro sacarle una palabra.

-Tn, ven a comer- pasé la olla donde las preparé a la mesa de la cocina, saqué dos pares de palillos y con los que yo iba a usar comencé a revolver la sopa para enfriarla un poco.

Como no venía tuve que ir por ella y traerla a la mesa a rastras. Comió como si llevara días sin probar bocado, pero bueno, ama éstas sopas así que la comprendo. Mi celular comenzó a sonar en la bolsa de mi pantalón, lo saqué y vi el nombre en pantalla antes de contestar.

Mamá.

-Hola mamá.

-NamJoon, ¿dónde están? Bueno no importa, vengan a la casa ahora mismo. Es urgente.

-Mamá, ¿qué pasa? ¿Mamá? ¿Ma- colgó sin esperar mi respuesta.

-¿Qué quería?

-Tn ya te dije que no hables con la boca llena.

-¿Qué quería?- repitió al ver que no tenía intenciones de darle respuesta.

Iremos claro, pero primero terminaremos de comer. Nos acabamos en cuestión de minutos cada bocado de la olla, la dejamos en el fregadero y le pedí a Tn que recogiera sus cosas.

-¿Por qué?- respuesta natural.

-¿Alguna vez haces algo sin cuestionar?- y dudo que diga que sí.

Sólo se encogió de hombros. Recogió sus cosas tomándose todo el tiempo del mundo, tiempo que no tenemos ahora. Terminó y subimos al coche no sin antes cerrar con llave la puerta de su casa, tuve que manejar rápido para evitar los sermones de mi madre.

Aparqué el coche frente a la casa y bajamos. Cuando cruzamos la puerta de la casa, casi toda la familia estaba en la sala. Sus caras de seriedad y a mi abuela llorando siendo consolada por mi tío Kyung Su me dan mala espina.

-¿Qué pasa?- la voz de Tn resonó por las paredes de la habitación, haciendo notar el silencio tormentoso en el que nos encontrábamos.

-Hija, siéntate- mi madre le pidió con voz temblorosa.

-No, sólo digan qué pasa. Sin rodeos- directa al punto como siempre.

-Tn…- fue mi padre quien habló ahora, su voz era más estable que la de mi madre así que supongo que prefiero que él sea quien hable- hubo un accidente en el viaje de tus padres. Murieron.

Mis ojos se abrieron a tope y mi vista pasó a Tn. Estaba quieta, demasiado quieta para mi gusto; su rostro estaba sin expresión alguna, no había lágrimas, no había nada.

-Tn…

Primos TN&NamJoonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora