Tres

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-¡Estoy cansado de ti! Ya vete, ya déjame. –Gruñí lanzando mi almohada en la oscuridad.

Aquel perro negro se puso frente a mí en dos patas y aún con mi corta estatura también me le plante, ya no iba a temer más, ya no quería más sufrimiento para mí ni para nadie a mí alrededor.

-¡Hyung! –Escuché gritar a mi pequeño dongsaen, lo abracé gustoso alborotando su cabello ahora rubio.

-Taemin, ¿Cómo van las promociones para tu solitario? –Pregunté con una amplia sonrisa.

-Van muy bien, ¿le gustó mi baile? Fue un poco difícil hacerlo ya sabe, pero me siento contento. –Chilló con emoción a lo que yo pude reír, este niño siempre tan risueño.

-Oh vamos, Tae, de los cinco tú eres quién mejor baila y sí, me gustó mucho, toda la suerte del mundo. –Mustié sonriendo dando un abrazo fuerte para él y después marcharme.

-¡Hey! Pensé que no vendrías. –Mustió mi acompañante con un puchero en sus labios, uno muy tierno por cierto.

-No te dejaría plantado, ¿nos vamos? –Hice un ademán con mi cabeza tomando su mano con fuerza.

Ya no me importaba lo que las personas pensaran de mí, él era mi vida, y yo daría lo que fuera por verlo y hacerlo feliz.

-¿Irás a la cena de navidad con tu familia? –Preguntó Key, ladeando el rostro mientras comía un poco de su kimchi.

Lo miré al extrañado asintiendo con rapidez. –Claro que sí, ¿Por qué esa pregunta? –Lo miré con los ojos entrecerrados.

-Curiosidad, Jjong. –Restó importancia comiendo nuevamente, me encogí de hombros y seguimos comiendo.

Después de ellos dimos unas cuantas vueltas por el centro de Seúl, a mi mente llegaron aquellos recuerdos míos cuando era joven y aún no era un idol, en los que me sentí pleno caminar entre la gente sin sentir las intensas miradas. 

So Good-ByeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora