¡hey, harry!

9. ¡Hey, Harry!

Después de todo ese tiempo, el plan de acción, los disfraces y Harry Potter, a MinSeok ni siquiera se le había pasado por la cabeza el que JongDae pudiera sentir algo por él.

Sabía que era atractivo, con una belleza extraña y cautivadora, pero así como JongDae era único e inigualable MinSeok sólo se consideraba como alguien del montón. Sus gustos eran comunes y corrientes, tenía problemas típicos de adolescente promedio y jamás vivió una gran aventura emocionante y riesgosa que lo volviera interesante de conocer. MinSeok sólo era Minseok, el chico que amaba el azúcar y se esforzaba en que sus notas no bajaran del 80/100.

Eso fue lo primero que pasó por su cabeza cuando los labios de JongDae chocaron con los suyos.

La sensación no tenía comparación alguna. Algo comenzaba a hacer estragos en su estómago, y no estaba seguro de si era adrenalina, las endorfinas o hambre. El toque era simple, labios contra labios, ningún movimiento apasionado que le quitara el aliento de esa forma que se mostraba en esas películas yanquis que veía junto a BaekHyun. Y aún así era la mejor sensación que jamás había tenido.

Cuando JongDae se separó cinco segundos luego de iniciado el beso, MinSeok llevó sus dedos a sus labios. Acaba de dar su primer beso, y por si fuera poco lo hizo con el chico del cual estaba enamorado.

JongDae respiraba entrecortado, aún lo suficientemente cerca suyo como para que su aliento chocara contra su rostro. MinSeok continuaba en estado de catarsis, observando un punto fijo por detrás del otro chico. Quería gritar, saltar, aullar a la luna, buscar a sus amigos para contarles sobre eso y besar a JongDae nuevamente, pero su cuerpo se negaba a cooperar. Estaba realmente emocionado, y la sorpresa generó un shock instantáneo en su cerebro que lo dejó inmóvil.

— MinSeok— lo llamó JongDae—. Oye, ¿estás bien?

— Yo...

JongDae tomó su rostro entre sus manos y lo obligó a tener contacto visual. MinSeok estaba demasiado consternado como para sonrojarse.

— No te preocupes— le susurró JongDae.

Y lo besó nuevamente.

Esta vez, los labios ajenos se movieron contra los suyos en una explosión de fuegos artificiales dentro de su estómago. MinSeok volvió en si cuando el brazo de JongDae rodeó su cintura, atrayendo su cuerpo aún más cerca de lo que ya estaban y cerró sus ojos ante el revoltijo sensorial al que se enfrentaba su sistema.

Sólo no podía creerlo. ¡Se estaba besando con el amor de su vida!

JongDae lo besó con ternura, lento y rítmico. Sus labios apresaban los suyos y los soltaba con una calma que volvía sus piernas gelatina. Decidió apagar su cerebro un momento y dejar a su cuerpo disfrutar de la sensación embriagante de sus bocas juntas. Nunca hubiera pensado que algo tan simple pudiera generar tanto dentro suyo.

JongDae ladeó la cabeza para tener más acceso a sus labios y continuó besandolo. Se separó unos segundos para tomar aire y volvió a unirse, la velocidad del beso aumentaba cada vez más.

MinSeok perdió la cuenta del tiempo que llevaban en la misma posición, todos sus sentidos estaban puestos en el tacto de sus labios. Y finalmente JongDae se separó.

— Antes de que digas algo, ya lo sé todo— soltó. MinSeok tardó unos segundos en entender lo que decía, aún con la respiración agitada y todos sus nervios encendidos por el beso.

— ¿De qué hablas?

— De todo— contestó el chico. Puso una de sus manos en la mejilla de MinSeok y sonrió. ¿Acaso estaba soñando?—. En realidad era un poco obvio, y no soy idiota, Kim MinSeok.