Narra Agoney:
Mis ojos empezaron a abrirse mientras una leve luz se aventuraba por las ventanas que estaban ordenada y simétricamente colocadas en la habitación. Una vez mis pupilas se acostumbraron al tenue contacto de la luz solar sobre ellas restregué mis manos contra mis ojos, con una notable pereza y ganas de seguir durmiendo impresionantes, pero no podía.
La música estaba sonando cuando yo ya me había despejado, aunque me encontraba aún en la cama, haciendo que un rubio empezara a estirarse a mi lado. Yo solo le observé mientras lo hacía, le observé de mil formas posibles con una sonrisa.
-Buenos días, Agonías- me dijo el catalán con un tono que demostraba la pereza que sentía en esos instantes, mientras mantenía un único ojo abierto.
Iba a responderle, pero no me salía la voz, la garganta escocía, tenía miles de cuchillos atravesándome la tráquea cuando tragaba. No, esto no me podía estar pasando...
-Agoney, ¿estás bien?- interrumpió mis pensamientos Raoul, aparentemente preocupado.- Si esto es una broma no tiene ni puta gracia, así que, por favor, para. - su semblante se volvió aún más serio.
-No puedo hablar alto...- le dije en un tono bajo, mientras unas pocas lágrimas escapaban de mis ojos para resbalar por mis mejillas. Tomé aire y continué.- No es ninguna broma, Raoul. Duele, duele mucho- contesté al catalán entre sollozos.
-Joder, joder, joder.- repetía Raoul, agobiado, incluso más que yo.- Ven aquí.- me abrazó, la verdad es que ese abrazo, de alguna forma, me ayudaba a olvidarme unos instantes del dolor.- Voy a decirle a Miriam que te prepare una de las cosas esas que os tomáis vosotros para la garganta, con mucho jengibre y miel, que te vendrá bien. - el rubio se separó de mí y se levantó con prisa.- Por favor, no hables, te traeré luego una libreta para que apuntes lo que quieras decirme. Ahora voy a decirle eso a la leona y a hablar con Noemí.- literalmente, parecía Flash escabulléndose por esa puerta.
Narra Raoul:
El día iba viento en popa, nótese el sarcasmo, Agoney no podía casi ni hablar y eso podía ser algo grave, algo muy grave. Estoy acojonado, para que mentir, ¿y si lo nominaban porque no puede cantar? No pueden ser tan hijos de puta...¿no?.
Llegué a la cocina, el ambiente se respiraba tranquilo, cuando nos despertamos ya no quedaba nadie en la habitación, sólo Alfred, pero iba saliendo por la puerta justo cuando le di los buenos días a mi Mickey, lo cual significa que nadie sabe del estado de su voz. No quiero que vayan a agobiarle, por lo que se lo comentaré sólo a Miriam. Hablando de la reina de Roma está preparándose una infusión de esas.
-Miriam, necesitamos ayuda.
-¿Qué la pasa?- dijo en coña. Dirigió sus ojos a los míos y notó mi rostro sin ningún tipo de signo de alegría, sólo cabe la preocupación y el agobio en mí ahora mismo.- ¿Ha pasado algo grave?- volvió a cuestionar, ahora sí, seria.
-Agoney, necesito que le prepares una cosa de esas- le respondí señalando al vaso.- No tiene voz, y le hierve la garganta si habla...- le expliqué.
-¿Pero estilo cuando me pasa a mí o algo más grave?.
-Cuando ha hablado, se ha puesto a llorar del dolor que sentía- la informé- Por favor, leona, no se lo digas a nadie más, no quiero que le agobien. Voy a avisar a Noemí.
-Ya le llevo esto a tu marido en un segundo- me dijo por lo bajo y rió.
-Gracias Mi... espera, ¡¿cómo que marido?!- ella se dedicó a mirarme con una sonrisa cómplice y a reír como la bruja que es, y salió dirección a la habitación con la bebida en mano, aún riendo.
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No saben nada de nosotros { Ragoney }
AléatoireUna historia transcurrida en OT2017 y post-OT, ¿sus protagonistas? Raoul Vázquez y Agoney Hernández, aparentemente se llevan mal, al menos a principio de concurso. En la actualidad se llevan demasiado bien , tanto que, por alguna razón que desconoce...