Reencuentros

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Tardamos al menos un día en llegar a la base desconocida, los aviones de carga no son tan veloces como lo de personas. Al llegar allí Mercy y Winston salieron a nuestro encuentro, también estaba Mei, D.Va y un chico muy moreno con rastras y patines.

Cuando desabordamos todo fue intercambios de palabras. Ángela me abrazó también y me preguntó por mi salud, pero nuestro abrazo no fue tan prolongado como el que le dio a Genji.

- Te ves bien Genji
- Ahora soy un hombre distinto. Ahora estoy completo- Yo sonreí. Recordaba a Genji con tantos problemas interiores que era bueno escucharlo decir eso.

Platiqué un poco con Mei, quien me contó su historia después de la criogenización, la verdad debió ser terrible. D.Va me presentó a su nuevo amigo, Lúcio y venía de Brasil, D.Va y yo nunca nos habíamos llevado, es decir no habíamos convivido jamás, pero nos identificábamos.

- Deberíamos hacer una cena de reencuentro- propuso D.Va
- Apoyo la idea, es la mejor forma de conocer gente nueva. Yo seré el DJ- dijo Lúcio animado
- Venimos a pelear, no a jugar- contestó McCree encendiendo su puro
- En realidad es buena idea- apoyó Genji- Pero que no sea muy formal
- Adoro las cenas- dijo Tracer
- Todo lo que tenga que ver con comida tiene mi aprobación- dijo Reinhardt riendo
- Yo tengo cosas que hacer- dije pensando en qué debería ir a buscar al Soldado 76
- Has viajado suficiente- parecía regañarme Winston- quédate aquí hoy, mañana irás. Una cena no le hace daño a nadie.

Acepté a regañadientes solo asintiendo.

- Bien, pero antes hay que desempolvar la vieja base- dijo Reinhardt- bienvenidos a la base secreta de las montañas de Overwatch- dijo abriendo sus brazos y caminando hasta las puertas que abrió de par en par de un empujón.

Era evidente por qué debíamos desempolvar. Claro, había pasado bastante desde la última vez que fue usada, pero al menos las luces y la caldera ya funcionaban. Había telarañas y polvo por todas partes, obviamente la tarea de limpiar (al menos las áreas que íbamos a usar) era primordial, pero primero Winston nos llevó a nuestras respectivas habitaciones. La mía estaba en el tercer piso, de paredes blancas con una cama levitando en el medio, con closet, un frigorífico, un buró, su propio baño completo y un escritorio. Según Winston, las habitaciones eran muy completas porque los agentes ahí se la pasaban mucho tiempo analizando datos en sus habitaciones y los agentes enviados a las montañas en "misión secreta" pasaban años allí. Descargué mi mochila y comencé a desempacar, no tenía mucha ropa conmigo, pero la acomodé. Puse en el escritorio al lado de la computadora la fotografía de mí y mi madre, de los agentes de Overwatch y de mi equipo de Egipto... todos ellos eran las personas más importantes para mí. Destendí la cama, sacudí las cobijas llenas de polvo y la volví a hacer. Después fui por una escoba a la sala de calderas y quité todo el polvo y la suciedad hasta que se vio un lugar limpio y perfectamente habitable. Abrí las cortinas y dejé las ventanas abiertas. Mi armadura la metí en el closet, mientras que la ropa ocupó el buró. Cuando estuve satisfecha con mi trabajo bajé a ayudar a desempolvar la sala común. Ahí trabajamos Tracer, quien animosamente se movía veloz de un lado al otro del salón, estaba Winston quien se las arreglaba para limpiar los rincones del techo, Mercy quien me ayudaba a limpiar los sillones y Lúcio, quien en sus patines había puesto esponjas y cepillos para barrer y trapear mientras patinaba. Era un sujeto muy alegre y agradable, llevaba música con él por todos los lugares que pasaba. Me imaginaba que en la cocina estaban los demás o que aún no bajaban.

Terminamos cuando ya era noche. Las fiestas nunca han sido mucho lo mío... así que de la decoración se encargaron D.Va, Lúcio y Genji. En la cocina estaba Reinhardt, Mercy y Zenyatta tratando de ponerse de acuerdo entre ellos. Zarya había descubierto el gimnasio y se encontraba limpiándolo ella sola. A McCree no lo vi en todo el día. Mei no había salido de la cocina más que para recargar a su adorable snowball que ahora revoloteaba por la sala común cambiando algunos focos fundidos. El día había resultado ser agotador y yo no ayudé mucho en la cocina, más que nada era de las que arrimaban las sillas o de vez en cuando me daba una vuelta a la sala de comando para buscar archivos que rescatar de Overwatch, no estaba segura de que pudiera hacer eso, así que procuraba que no se notara mucho mi ausencia.

Inesperado- OverwatchDonde viven las historias. Descúbrelo ahora