The time Between us. [Namjin] +18

Tic Tac

Seok Jin

»Después de una larga espera, al fin llegó a Corea«

Después de terminar la guerra, tan sólo han pasado 4 años para ese entonces me hubiera gustado ser ya un Doctor pero en esos momentos mis condiciones de salud no eran las mejores y tampoco tenía mucho de que había entrado a la carrera de medicina. Ahora que soy doctor me he mudado a un pueblo donde necesitan de mis servicios.

—¿Doctor Seok?— preguntó el vendedor.

— ¿Sí?— pregunté mirando los papeles.

—¿Va a querer la casa?—

—Sí, por supuesto— respondí.

—Firme aquí— señaló en los papeles.

Después de firmar me dieron las llaves; me despedí de él educadamente pero hubo algo raro en sus palabras de despedida: "Tenga cuidado a la hora de dormir y por lo que más quiera no agarre el reloj"

»¿El reloj?«

—Sí, muchas gracias—lo miré raro y me fui.

Caminando entre las calles las personas de mi alrededor creían que era "un falso doctor".

»Les demostraré que se equivocan«

Un señor gentilmente me dejo  en la casa del bosque, nuevamente dijo esas palabras: "Tenga cuidado a la hora de ir a dormir y por lo que más quiera no agarre el reloj"

—Sí, muchas gracias— respondí.

Baje mis cosas y entre a la casa, después de todo esta algo...amplía, se siente sólo y vacío, el viento sopla levemente creando un silbido que se escuchaba en toda la casa.
Empecé a limpiar algunas recamaras como la principal y fue ahí dónde encontré el dicho reloj de bolsillo.

»¿Así que eres peligroso? ¿Qué clase de daño me causarás?«

Al llegar la noche  exactamente a las 8:00 inicio un sonido inquietante: "Tic tac tic tac" sentí que el sonido estaba en todas partes así que busqué hasta que vi que provenía del reloj.

»¿Esto es malo cierto?«

Se escucharon pasos atrás de mí, así que me giré para saber quién era pero vi a un chico con un uniforme militar.

—¡Ahhhh! ¡¿Quién eres tú?!— Grite, observando cada detalle de su rostro.

»¿Acabo de gritar como mujer?«

De un momento a otro el chico se desvaneció debido a que tenía una herida en su hombro, así que le quite la ropa para sanarlo, tengo que admitir que tiene buen cuerpo.

»¿Cómo llegó a mi casa?« fueron los pensamientos que tenía cuando lo curaba.

Lo puse en mi cama para que descansará de esa herida, se veía cansado y parecía que tenía pesadillas.
Salí por unos momentos pero cuándo regresé a verlo él ya se había ido.

»Quería saber su nombre...«