No sabía si sus padres lo hacían a propósito o en serio no se daban cuenta de que podía escuchar sus gritos hasta su habitación.
La música estaba a punto de romperle los oídos, la almohada no le dejaba respirar y la puerta estaba cerrada, ¿qué más podía hacer? Nada, sólo resignarse a que su familia era un caso perdido, que por más que aparentaran estar bien, él sabía lo que realmente pasaba detrás de esas cuatro paredes. Un día sus padres podían estar muy felices, disfrutando de una salida juntos y al siguiente, estar a punto de armar una tercera guerra mundial entre ellos.
Estaba harto, no los entendía, si el amor se había ido hace mucho, ¿por qué demonios no se separaban?, ¿por qué retrasar lo inevitable?, ¿por qué arrastrar a su hijo al infierno que ellos habían creado? La respuesta era simple: querían darle una familia a Jimin y vaya que estaban haciendo un excelente trabajo.
A veces podía ser un poco masoquista, como ahora, sacando sus audífonos y caminando en silencio hasta la habitación de sus progenitores, apoyando uno de sus oídos en la puerta y matando toda esperanza de verlos unidos. Tal vez lo hacía porque trataba de convencerse a sí mismo de que eran un caso perdido, que todos los «nos llevaremos mejor» y «nunca más pelearemos» eran una vil mentira para hacerlo feliz, pero, ¿lo era realmente?
Soltó un largo suspiro cuando volvieron a tocar el tema del divorcio, una salida tan fácil para ambos, pero con una enorme capacidad destructiva para su familia, para Jimin. Era difícil, él los quería separados, que los gritos se acabasen; sin embargo, ahí estaba, llorando porque, muy en el fondo, deseaba que ese teatro de «la familia perfecta» fuese real, que al final si lograra cumplirse.
Necesitaba un respiro. Regresó a su cuarto y buscó sus zapatillas debajo de la cama, al encontrarlas se las colocó rápidamente e hizo un buen nudo. Tomó su celular y un abrigo, bajó las escaleras con cuidado de no hacer tanto ruido, para finalmente salir.
No tenía idea de cuánto había corrido, pero por el ardor en la planta de sus pies, debió ser bastante. El aire chocaba con su rostro, secando el surco que dejaban las lágrimas al caer por sus regordetas mejillas, aunque no fue solo el frío viento quien chocó contra él. El impacto fue lo suficientemente fuerte como para hacer que ambos cuerpos cayeran de manera brusca al piso.
⎯ ¡¿Acaso no puedes fijarte por donde mierda vas?! ⎯ exclamó enojado. Se puso de pie dispuesto a desquitarse con quien sea que estuviera en el piso, pero la sorpresa que se llevó fue grande.
El chico se sentó adolorido ⎯ ¿Intentarás golpearme de nuevo?
Yoongi. Ahí estaba el lindo castaño que había conocido días atrás en el parque.
⎯ Y-Yo... no, claro que no ⎯ se acercó y le ayudó a levantarse, ambos se miraron y rieron. ¿Como ese muchacho podía cambiar su estado de ánimo sin siquiera esforzarse?
⎯ Demonios, la última vez que recibí un golpe así fue hace tres años. Nunca cruces la pista sin ver a los lados ⎯ intentaba sonar gracioso y reemplazar el terrible malestar en su espalda. Era una desventaja ser tan delgado, podía jurar que JiMin lo había roto.
El pelinegro le miró extrañado y a la vez divertido ⎯ ¿Quién cruza sin ver?
⎯ Un estúpido yo de catorce años.
Yoongi comenzó a analizar el rostro de Jimin: sus mejillas mostraban un intenso rojo, la punta de su nariz también estaba pintada de ese color y sus pequeños ojos lucían hinchados. Dudaba si preguntarle, pero no perdía nada, ¿verdad?
⎯ ¿Por qué corrías? ⎯ tal vez era mejor que un «¿por qué estabas llorando?», al final la respuesta sería la misma. Corría para desahogarse y lloraba por eso también.
⎯ B-Bueno, yo... voy tarde a casa ⎯ Yoongi aprendió tres cosas acerca del pelinegro: tenía un serio problema, sus enormes mejillas eran adorables y era el peor mentiroso del mundo.
⎯ ¿A las doce de la noche? Sé que podrías inventar una mejor excusa.
⎯ Ya te lo dije, Yoongi, si no quieres creerme es tu problema ⎯ y ahí estaba el Jimin grosero al que quiso golpear en el parque.
⎯ Estoy siendo muy entrometido, pero ⎯ quitó su mochila de su hombro y buscó papel higiénico, cortando un poco de este y dándoselo a Jimin ⎯... en serio me gustaría ayudar.
No. Él no iba a llorar, no podía llorar. Sus ojos picando y una lágrima asomándose fue su señal para voltear de inmediato. Con el pequeño trozo de papel, secó aquellas gotas de agua bruscamente mientras sorbía su nariz.
Los pasos del castaño queriendo acercarse lo alertaron ⎯ N-No te acerques... y-yo no...
⎯ ¿No quieres que te vea llorar? Te entiendo, sientes que te verás débil o que dejarás a la vista tu fragilidad. Pero no hay nada de malo en llorar, créeme, peor sería que guardaras todo tu dolor y, una vez que eso se acumula, te hace mierda; lo sé porque he pasado por eso - haciendo caso omiso a la petición de Jimin, se aproximó a él, puso una mano en su hombro e hizo que se volteara. La idea de ser rechazado no le importó, así que, antes de que el pelinegro reclamara, lo abrazó.
Jimin se quedó estático, había pasado bastante desde la última vez que recibió uno. La calidez que le transmitía Yoongi era abrasadora y no quería desaprovecharla; poco a poco, fue bajando sus brazos a la cintura del castaño y lo acercó más, apoyó su frente en uno de los hombros contrarios y lloró.
El pálido joven sintió como una parte de su casaca se humedecía, sin embargo, no le importaba. El agarre en su cintura se hacía más fuerte. Lo que sea que Jimin estuviera pasando, le dolía y mucho, así que, con una de sus manos, acarició los oscuros cabellos del contrario mientras le susurraba palabras de aliento.
Pasaron unos minutos hasta que Jimin se sintió capaz de romper el abrazo. Ambos se miraban fijamente, podían ver cansancio en los ojos del otro. Quizás, no eran tan diferentes.
Yoongi limpió con sus pulgares las últimas lágrimas que recorrían el rostro de Jimin.
⎯ No quiero volver a casa, no ahora ⎯ confesó más tranquilo el pelinegro.
⎯ Da la casualidad de que yo tampoco deseo eso; aunque estoy muy agotado.
⎯ También yo, llorar en serio me dejó sin energías. ¿Dónde dormiremos?
Yoongi pensó un par de minutos, hasta que le vino una buena idea a la mente ⎯ Espero que las bancas del parque sean cómodas.
Jimin soltó una risa bajita y le dijo: ⎯ He dormido un par de veces ahí y no es tan malo. Es mejor irnos de una vez.
El parque no estaba tan lejos, sólo tuvieron que caminar por unos diez minutos. Por suerte, no había nadie, así que, tranquilamente, se instalaron en una banca. Agradecían el gran tamaño de estas.
⎯ ¿Estás cómodo? ⎯ le preguntó burlón Jimin a Yoongi al sentir como frotaba su pequeña nariz en su cuello.
⎯ Idiota, es solo que estás calentito ⎯ el pelinegro juraba haber escuchado un ronroneo cuando masajeó la cabeza del castaño. Un tierno gatito.
⎯ Y tú eres muy suave, siento como si estuviera abrazando una almohada.
Después de eso se quedaron en silencio, perdidos en sus propios pensamientos, mirando el oscuro cielo y las estrellas que se veían como infinitos puntos.
⎯ ¿Yoongi, por qué estabas en la calle a estas horas? ⎯ esperó paciente por una respuesta, la cual nunca llegó. La lenta respiración del castaño le indicó que se había quedado dormido.
Sonrió y cerró los ojos dispuesto a dormir.
Antes de que el sueño le venciera, se recordó a sí mismo agradecerle a Yoongi por quedarse con él.
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thanks ☽ jimsu
Fanfiction★✩ 𝗠𝗜𝗡𝗜 𝗙𝗜𝗖 • 𝗝𝗜𝗠𝗦𝗨 cuando un flash es disparado directo en su rostro, jimin decide que ese sería el último; iba a darle a ese irritante muchacho una lección, pero, después de un intercambio de palabras con él, park se da cuenta de que e...