uno.

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Jimin definitivamente estaba hartándose.

Era la quinta vez que ese chico de cabellos marrones se le quedaba mirando y reía. ¿Qué era tan gracioso? ¿Acaso había algo en su cara? O tal vez solo tenía ganas de joder. Iba a continuar pensando en las posibles razones por las cuales ese extraño le consideraba objeto de burla, hasta que notó cómo un flash era disparado hacia él; le había tomado una foto. No entendía cuál era su maldito problema, pero lo averiguaría.

Se paró y sacudió sus pantalones para quitar las pequeñas hojas y trozos de césped que habían quedado pegados, guardó su celular y se acercó hasta la banca en donde el muchacho estaba sentado.

⎯ ¿Qué mierda te parece tan divertido? ⎯ no tenía ninguna intención de sonar amable.

El castaño le miró extrañado ⎯ No sé de qué hablas... chico que veo por primera vez en mi vida, tal vez te has confundido de persona, así que con gusto aceptaré tus disculpas.

El pelinegro rio sin gracia y lo tomó del cuello de la camisa haciendo que se parara ⎯ Deja de hacerte el idiota, paras mirándome y comienzas a reír, hasta me tomaste una foto, ¿seguirías riendo si te golpeo ahora mismo? ⎯ le amenazó mirándolo directamente.

La expresión del chico no cambió a una asustada, es más, se mantuvo serio todo el tiempo ⎯ En primer lugar, ese intento de intimidación ya está muy gastado y segundo, no me estaba burlando de ti. ¿Si quiera has visto lo que hay detrás tuyo?

Jimin se tranquilizó un poco, dejó al castaño y volteó, lo que vio le dejó sorprendido, asqueado y definitivamente daba risa. Había una pareja sentada bajo un árbol teniendo sexo ''disimuladamente'', la chica tenía una corta falda, la cual estaba alzada por los saltitos que daba sobre su novio. Sus caras tratando de ocultar el placer que sentían eran muy cómicas, tanto que se le escapó una risita.

⎯ ¿Ves que es gracioso? Siempre están en esa posición. Al parecer les gusta hacerlo en público, supongo que tienen algún extraño tipo de parafilia.

Suspiró y se preparó mentalmente para disculparse, esto era muy difícil para él ⎯ Oye... y-yo, bueno...

El muchacho de pálida piel negó con la cabeza divertido ⎯ No te preocupes, no es necesario que dañes tu orgullo por mí, sé que lo sientes. Debo confesar que apareces en la foto que tomé, pero te prometo que la corté antes de enviársela a mis amigos.

⎯ Está bien y... yo e-en serio...

⎯ Ya te dije que no es necesario ⎯ le interrumpió y buscó entre sus bolsillos un dulce haciéndole entrega de este ⎯. Ten, es de mis favoritos. Cuando estoy enojado, mi madre me da una golosina; dice que es para «endulzar» mi carácter.

Jimin lo tomó y sonrió ⎯ Tienes suerte de que amo este dulce y supongo que yo tengo suerte de que hayas reaccionado bien. Si fuera tú, me hubiera dado una patada.

⎯ ¿Crees que debería patearte? Mis piernas son delgadas, pero fuertes ⎯ advirtió.

⎯ Por favor no, suficiente tengo con haber quedado como un imbécil.

El chico comenzó a reír y Jimin, sin la cólera y pensando claramente, se dio el tiempo de apreciar el rostro del castaño, era muy lindo; sus ojos gatunos se habían achicado un poco por su risa y unas tiernas encías rosas acompañaron esa muestra de felicidad.

⎯ Bueno, desconocido, debo irme a casa ⎯ tomó su mochila, la cual estaba sobre la banca y se colocó los audífonos ⎯. Adiós.

Antes de que se vaya, lo detuvo tomando su muñeca suavemente ⎯ Me llamo Jimin y.... l-lamento haberme comportado como un salvaje.

⎯ Me llamo Yoongi y te disculpo, ex-desconocido ⎯ ambos rieron y finalmente le dejó irse del parque.

Esa fue la primera vez que Jimin regresó alegre a su casa. Jamás había reído tanto en un mismo día y podría acostumbrarse si era Yoongi el causante de esa alegría.

Debía recordar agradecerle por eso.

thanks ☽ jimsuWhere stories live. Discover now