Chapter three

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La primera víctima fue Amanda Gray, murió el 18 de enero del año pasado, era una joven estudiante de medicina con calificaciones sobresalientes que al parecer era muy feliz. Fue hallada muerta al día siguiente por los dueños del teatro, vestía un costosísimo vestido de gala, color azul turquesa escotado, con unas zapatillas plateadas de diseñador, accesorios finos y un maquillaje muy elaborado, su rubio cabello peinado en rizos que caían sobre sus hombros con delicadeza y sus ojos apagados mirando hacia la nada, se encontraba sentada en una silla antigua, con la cabeza ligeramente inclinada a la derecha mientras una luz amarilla la iluminaba ligeramente, la escenografía se iluminaba por la imagen que reproducía un proyector, con una bello paisaje floral y una época de primavera en un atardecer.

Ésta fue la primera vez que "El artista" actuó. Con el pasar del tiempo en la ciudad se había inculcado ese miedo hacia el misterioso asesino. Pero no se volvió a ver rastros de ésta persona hasta marzo 18 cuando Carrie Marshal de 20 años, fue hallada muerta de la misma forma que anteriormente se había visto en Amanda Gray, con la particularidad que portaban diferentes vestuarios y estaban colocadas de formas diferentes. Pero se había trazado un patrón pues ambas chicas eran muy similares, rubias, de ojos amarillos y tez blanca, con la misma edad y físico parecido.

Ambas habían sido asesinadas de la misma forma, y esto logró alterar a las personas, no había sido una tarea fácil seguir el rastro escurridizo del asesino y lo que más aterró a las autoridades fue el hecho de que ése no fue el final. La tercera víctima fue Marilyn Edwards que al igual a las otras dos víctimas anteriores murió en uno de los teatros de la ciudad, con un vestido rosa pastel con corte sirena, lleno de diamantes. No habían pruebas ni rastros del culpable, así que la policía comenzó a moverse e investigar más exhaustivamente en busca del asesino, pero era muy difícil, pues éste era astuto y rápido, siquiera las cámaras de seguridad habían podido encontrarlo, y otro factor importante se vio venir, ninguno de los cuerpos habían sido agredidos o violados sexualmente, el único factor que podía probar algo era la marca de una jeringa en el brazo izquierdo, por donde se había practicado un proceso de plasmaféresis, según el informe clínico del centro forense. Y de forma casi predecible dos meses después Meredith Smith se había convertido en la cuarta víctima del asesino serial que atemorizaba a todos con ideas de que un maníaco fantasma sembraba el terror en la ciudad, pues todavía no habían rastros del culpable.

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