Depredador-Presa

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Jimin se había prometido parar los besos, no debía permitir esas caricias intimas cuando él no era del todo sincero con Jungkook, no quería ser besado siendo quien no era, si estaba usando esa oportunidad era para enseñarle al Conejo sobre tolerancia porque si fallaba, aquellos besos no solo, no se repetirían, sino que serían recordados con asco. Pero aquella galleta de zanahoria era un auténtico embustero, un oportunista aprovechado, cuando entre los dos, era el zorro quien tenía esas características.


Aun cuando sabía que estaba mal, no podía negarse, porque cuando estaba desprevenido y era atacado de sorpresa por unos cálidos labios, sus defensas estaban bajas y solo se aferraba a la explosión de sensaciones que las húmedas caricias le brindaban, olvidando cualquier futuro inconveniente, porque sentirlo cerca era ser absorbido completamente, nada más existía o importaba.


Podían estar hablando de cualquier cosa, Jungkook atraparía sus labios en un beso suavemente cautivador, adictivo en su amable demanda, que lo hacía sonreír, porque también se sentía ansioso por el contacto. La unión de belfos se prolongaría más allá de los cinco minutos de un beso casual, donde ninguno se sentiría satisfecho, pasarían años y no se cansarían del sabor contrario.


-Me gusta la forma en la que besas, tus labios son muy jugosos como una manzana, dulce y sabrosa- El Omega bufo avergonzado, perdiéndose en la mueca sexy del Conejo, la forma en la que mordía el fino labio inferior, entre esos grandes dientes, era bastante hipnotizante. Definitivamente la cercanía de Jungkook lo tenía tonto.


-Deja de asaltar mi boca, en ningún momento hemos aclarado nuestra situación y no recuerdo darte las libertades de tocarme cuando quieras- Le riño molesto consigo mismo, por ser tan débil ante el adorable orejas largas.


-Está bien, sigo pensando que esas costumbres caninas no tienen nada que ver con nosotros los conejos, pero si eso te hace feliz ¿Qué sigue después del cortejo según las tradiciones zorrunas?- Jimin puso los ojos en blanco, ya se esperaba esa reacción.


-Si te dijera que sigue un para siempre, que implica fidelidad y establecer nuestro propio hogar- El Alfa se lo pensó, no porque no le gustara la idea, solo que era muy diferente a lo que él pensaba de su futuro. Quería seguir en la casa familiar, competir en las olimpiadas, volverse famoso por sus records, entrenar duro hasta que no pudiera más. Parejas o cachorros era algo que no visualizaba como importante, un Omega de Conejo jamás le pediría algo así.


-No estaba en mis planes ser de los que dejan crías en cada madriguera a la que va y como no tengo ninguna camada hasta el momento, puedo prometerte fidelidad, es extraño pero puede resultar conveniente, un hogar propio y todo eso- Bien, aquello era un gran avance para Jimin, no todos los canes lograban la preciada fidelidad cuando se emparejaban con otras especies.


-Eso es genial y ¿Qué piensas de vivir en el territorio de los zorros?- El Can paso con dificultad, percibiendo las duras facciones que de pronto adopto el Conejo.


-Admito que ha sido divertido convivir con quienes consideras tu manada, puedeee que mi opinión de ellos haya dejado de ser tan radical, los tolero como tu parentesco o cercanía, pero sigo sin querer nada directo con ellos, siguen siendo depredadores y yo una presa, no nos mezclamos, está en nuestra naturaleza Jimin, debemos repelernos- El Omega gruño molesto, separándose totalmente del Alfa –Tienes que entender que es difícil para mí, una cosa es aceptarlos, hablar con ellos y otra es convivir o ser su amigo, no puedo ignorar mis instintos.

Enseñame el Camino /KookMin/NamJin (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora