— Ella está bien, solo necesita estar en reposo.
Young Mi se encontraba hablando por teléfono con su esposo comunicándole todo acerca de ___, quien por trabajos en el extranjero estaba en viaje hacia su hogar. Siempre había sido de esa manera en la familia Min, el señor siempre se encontraba afuera del país mientras YoonGi se encargaba de ser el hombre de la familia en la ausencia de una figura paterna.
— Esta bien, cuando llegues ven directo al hospital, aquí se encuentra Jimin y YoonGi.
Young Mi cortó la llamada y se dirigió al comedor del hospital, un día pasó rápido pero el último a ___ le resultaba como una tortura, no veía la hora de ir a su casa y estudiar para sus exámenes.
— ¿Cuando puedo irme? —Interrogó acariciando su vientre.
— Solo es hoy bebé, mañana ya podrás irte —Sonrió acariciando la manó ajena.
— Yo necesito...
Las palabras de ___ fueron reemplazadas por vomito proveniente de los síntomas de embrazo. YoonGi con un rápido movimiento coloco el basurero de la habitación a una determinada altura para que la castaña despidiera todo el alimento que había ingerido hace solamente dos horas llamando la atención del mas grande de edad. Jimin con suavidad acariciaba la espalda de ___ mientras le sostenía el cabello en una coleta para que este no se manchará con vomito.
— Lo siento —Susurró limpiando la comisuras de sus labios con una pequeña toalla que YoonGi había encontrado en el baño.
— Es normal, uno de los síntomas —Acotó el doctor que venia atendiéndola desde el momento que supo que estaba embarazada— Hola ___, Jimin y —La vista del pelinegro se posó en YoonGi observándolo detenidamente.
— Min YoonGi, soy el hermano mayor de ___.
Su semblante permanecía serio, a decir verdad, el castaño no era una persona sociable con el cual pudieras entablar una conversación amena, el se caracterizaba por ser un chico serio con una mirada penetrante. Era prácticamente lo contrario de sus padres y su hermana quienes siempre se mantenían alegres con una postura elegante y muy respetuosos.
— Un gusto —Sonrió amable.
— ¿Qué hace aquí doctor? Mi turno con usted es recién la semana que viene.
— ¿Te parece adecuado preguntar por qué estoy aquí? —Interrogó acercando una silla a la camilla y sentándose en ella.
— No lo entiendo —Susurró tímida.
— ___ casi pierdes a tu bebé y soy tu ginecólogo tengo que estar al tanto de todo —Sonrió sacando una libreta de su maletín— Ahora te haré unas preguntas y necesito que me contestes con toda sinceridad.
— Está bien.
— ¿Estuviste tomando tus vitaminas este mes que no nos vimos? —Interrogó observándola con su ceño levemente fruncido.
— Si doctor.
— ¿Alimentándote adecuadamente?
— Hice todo lo que usted me recetó.
— ¿Estuviste triste? ¿Lloraste por alguna razón, estresada o angustiada?.
En un movimiento rápido ___ miró a Jimin por unos escasos segundos, como si sufrimiento y la casi perdida de su hija fueran por su culpa, que claramente era obvio. Posando nuevamente la vista en su ginecólogo sonrió falsamente negando con su cabeza varias veces.
— Bueno estas amenazas de aborto suceden siempre en las semana veinte u treinta del embarazo, en tu caso estas por llegar a la vigésima segunda semana.
