Entre las olas te encontré

El último verano de mi secundaria; las olas en las playas de Argentina habían escaseado enormemente y yo ya había aprendido a dominar la tabla de manera correcta, perfectamente. La escuela de surf no podía enseñarme más nada.

Yo necesitaba más, y antes de comenzar la facultad y emprender mi vida adulta y lejos de mi aterradora familia, esperaba poder viajar un poco más.

—Mamá, ¿qué me dices de California? —ella se ríe.

No esperaba esa reacción de su parte, o más bien debería de estar acostumbrada. Aunque a mi familia no le faltaba nada, en realidad le faltaba todo. Cariño, unión y atención. Estaba descuidada.

—Por favor, hija. ¿De qué estás hablando?

—De poder conocer un poco más antes de empezar la universidad, ha sido un año movido. Surfear, hacer algo más que quedarnos aquí sentadas en este apartamento durante todo el verano. Por favor.

Ella me miró incrédula, todavía no podía aceptar la idea de irse de vacaciones y es que tampoco nunca lo hacíamos. Mi padre envuelto en el trabajo, ella con sus roles de "ama de casa" mientras en realidad dejaba trabajando a la empleada. Nunca teníamos tiempo para nada, para estar juntos de verdad.

—¿Hawái? —pregunté de nuevo entrecerrando mis ojos, pensando que en cualquier momento su mano se estamparía contra mi rostro por ser muy insistente.

Usualmente cuando mi madre dice que no, no hay vuelta atrás. En cambio, mi padre era el de los negocios. Sin embargo, nunca vi venir su bofeteada.

—Hablaré con tu padre. Nada es seguro, él está con mucho trabajo así que tampoco te ilusiones.

Sonreí para mis adentros pensando que era un logro. Había convencido a mi madre de viajar, de salir, de conocer.

Dos semanas más tarde mi mamá había entrado a mi habitación con la noticia de que nos iríamos a Hawái el fin de semana, que mi papá había accedido y dijo que las dos nos merecíamos esas vacaciones, que él nos alcanzaría una semana más tarde.

Esperaba con ansias el momento de descubrir en qué me había metido, cómo sería todo y con qué o quién me encontraría. Sin embargo, la felicidad no me cabía en el cuerpo.