Capítulo doce

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"Sola"

Luego de aquel rato junto a Logan, parecía que todas mis ideas se habían aclarado un poco y, además mi humor había cambiado. Logan tenía ese poder sobre mí, podía hacer que me levantara el ánimo con cualquier cosa que hiciera.

Estaba segura de que cuando llegara, mi madre trataría de explicármelo todo y estaba dispuesta a escucharla. O al menos lo hubiera estado...

En cuanto abrí la puerta de la habitación, me encontré un revoltijo de cosas tiradas por el suelo, la mesa, el clóset y la televisión. Se escuchaban gritos de parte de mi mamá y de mi papá, escuchaba cómo él le decía barbaridades y ella sólo le pedía que la escuchara, que tenía sus razones.

No me quería imaginar las razones que tenía para hacerle eso al hombre que le dio todo, que le sacó de la pobreza, porque prácticamente eso fue lo que pasó cuando eran más jóvenes. No quería escucharlas, pero al menos debería intentarlo.

Me adentré más a la habitación, dejando que me vieran y en cuanto lo hicieron, el cuarto quedó en completo silencio. Caminé hasta enfrentarme con los dos, ninguno emitía ninguna palabra y eso me estaba frustrando.

—¿Lo sabías? —preguntó mi padre, y yo negué con la cabeza.

Mi madre me miró, pidiéndome tiempo para explicarme lo que había pasado. Pero a lo mi concernía, era a mi padre quien tenía que explicarle lo sucedido. No a mí.

Lo siguiente que pude observar, fue a mi papá juntando su maleta y metiendo todas sus pertenencias en ella. No podía escuchar nada de lo que pasaba alrededor, no podía concentrarme. Simplemente podía enfocarme en el hecho de que mi padre se estaba yendo y mi mamá gritando desesperadamente que se quedara a escucharla.

Nadie le quería escuchar.

En cuanto terminó con sus cosas, mi padre salió sin mirar atrás. Ni a mí, ni a su esposa. Me sentía fatal en ese momento, quería dejar todo y salir corriendo detrás de él para pedirle que se quedara, que la que tenía que irse era ella. Pero lamentablemente, cuando llegué al lobby del hotel, él ya se estaba subiendo a un taxi.

Me senté en el borde de la acera, esperando a que todo esto fuera un sueño, me pellizcaba constantemente, pero esto no desaparecía... no me despertaba.

Puedo repetirlo mil veces, los problemas me seguían a donde vaya. Esté en Buenos Aires o en la otra punta del continente, siempre habría algo que me arruinase todo.

No estaba segura de qué hacer, y quedarme aquí no parecía una muy buena opción. Sinceramente tendría que hablar con mi madre, me gustase la idea o no, para decidir cuál sería nuestro siguiente paso en estas vacaciones que, al parecer, ya se estaban terminando.

Terminé por tomar el valor suficiente y subir las escaleras para enfrentarme con Elisa, quien, para mi sorpresa, estaba armando su propia valija. Y, siendo honesta, esperaba que me dijera al menos que íbamos a tomar el camino rápido para salir de esta situación y por fin solucionarla.

No quería irme, eso estaba claro. Por fin había arreglado las cosas con Logan y no quería dejarlo ahora, no que nuestra relación estaba avanzando. Sin embargo, y para mi desgracia, esa era otra cuestión para solucionar y, por más que se me hiciera difícil, teníamos que hablarlo.

—¿Nos iremos? —le pregunté cuando me di cuenta de que no se había percatado de mi presencia.

—No, yo me iré —responde, siguiendo con sus cosas. No tenía en claro lo que me estaba diciendo, fruncí el ceño por más que no me estuviera viendo y ladeé la cabeza.

Entre las olas te encontréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora