Capítulo catorce

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"Una semana"

Los viernes en Hawái parecía agitar a todo el mundo. En cuanto me levanté para ir a buscar un latte a la cafetería que se encontraba al lado del hotel e irme a sentar a la playa, me di cuenta que este día era una fiesta total en esta isla.

Todos estaban escandalizados, había música por todos lados y la gente salía antes del trabajo para poder ir a dormir una siesta y recuperar energías para la noche.

Desde que llegué aquí, las dos únicas noches que he estado de fiesta, terminaron mal. Sin embargo, no podía confirmar aquello tampoco. De la primera, más bien en la fogata, no podía recordar con exactitud todos los detalles. Y la segunda, Ares trató de aprovecharse de mí mientras estaba ebria.

Me quedaba apenas una semana y, por más que estuviera sola, no quería volver a Buenos Aires. Al menos no todavía, ya que allá me esperarían más problemas y más discusiones con mis padres las cuales, sinceramente, quería evitar a toda costa. Además, también me esperaba la universidad... la cual no quería ni pisar.

Quería quedarme acá para siempre. Con Logan, incluso con Ares, con las mellizas y vivir en el mar, hacer lo que más me gusta, aunque no era una salida laboral al completo. Tendría que volver a la universidad cuanto antes. No obstante, eso no me importaba... no me importaba tener todo el lujo del mundo, solo me bastaba con una tabla y un lugar para dormir y comer.

No me di cuenta que la hora había pasado y ya se aceraba el mediodía cuando alguien habló detrás de mí sobresaltándome.

—¿Qué haces aquí sola? —preguntó el castaño de ojos claros y yo sonreí.

—No es como si tuviera mucha opción —respondí y Logan se sentó a mi lado.

—¿Y yo?

—Estabas trabajando —él rio.

—Buen punto.

No respondí. Tiré mi vaso en un basurero que estaba cerca y me levanté para caminar hacia el mar mientras Logan me observaba. Debería pensar que estoy loca, que mi familia es disfuncional y que no valgo la pena, que soy solo una cara bonita... pero no. Allí estaba él, no se fue cuando le dejé sentado, sino que se paró para correr hacia mí y entrelazar nuestros dedos.

Lo miré y él parecía saber lo que estaba pensando cuando me abrazó y yo me refugié en su pecho. Hacía mucho calor, Logan vestía con su ropa de trabajo y yo probablemente lo estuviera ahogando y empapando por completo. Sin embargo, no se marchó.

—Sé que lo estás pensando —alzó mi barbilla con sus dedos y me obligó a mirarle—. Y no te pienso dejar, por más que vivamos a kilómetros de distancia, por más que pienses que estás loca... te encontré aquí por primera vez y supe que tenías algo especial.

—¿Cómo pudiste saberlo siquiera? Digo, estaba sola y caminando como si nada.

—Eso es lo que me atrajo, ¿sabes? Siento que tu manera de pensar y ver el mundo es distinta, y eso te hace muy atractiva... lo que tienes aquí —señaló primero mi sien—, y aquí —y por último mi corazón.

Elevé mi cabeza aún más para verlo mejor. Era totalmente atractivo y hermoso, por dentro y por fuera. Sus acciones me lo habían dicho mil veces, perdí mucho tiempo con tanto drama.

Lo besé. Y no esperé hasta que me correspondiera, sino que uní mis manos atrás de su nuca y lo acerqué todavía más a mí, si es que era posible, mientras él tomaba mi cintura con sus manos. Era simplemente perfecto.

—Oye —dijo cuando nos separamos y le di un casto beso que le hizo sonreír—. ¿Quieres hacer algo hoy por la noche?

—Depende qué signifique ese algo.

Entre las olas te encontréDonde viven las historias. Descúbrelo ahora