Los hospitales son los lugares que más odio, pasar una noche aquí es atestiguar lo peor de la desesperación humana. Pasar unos días aquí es ver todo lo malo, ver todo lo que escondemos, lo que no hablamos.
Son lamentos en la noche, gritos de vomito de personas que no conoces, personas caminando lento, con la mirada triste, empujando una bolsita que cuelga de un tubo con sabrá dios qué contenido.. Es presenciar el llanto de personas que acaban de enterarse que su ser querido falleció. Es ver de frente a alguien que te observa a ti mientras de su cabeza no deja de salir sangre. Es ver nalgas, vaginas, penes de humanos que sienten tanto dolor que el pudor se va hasta el último lugar. Cuando Dante escribió su Divina Comedia seguro se inspiró en un hospital para crear el infierno. Yo llevo tres días aquí y aunque mis golpes son leves, la que está enferma es mi alma. Enferma por estar aquí, acompañando a Mario, cuidándolo hasta donde puedo, no me he querido separar ni un momento de él. Y también me siento enferma por lo que ocurrió. En el fondo siento que es mi culpa.
Aunque yo le advertí, yo le dije que no se acercara a jugar ahí. Maldito basketball y maldito Scottie Pippen que lo inspiró. Nunca debió acercarse a ese maldito lugar lleno de malditos racistas, lo que ocurrió fue horrible y yo lo vi todo.
Estaba jugando en uno de los tableros, solo él y su mejor amigo Misael. Sin hacerle daño a nadie, sin molestar a nadie. Apuesto a que jugaban veintiuno y apuesto a que Mario iba ganando. De pronto llegaron los animales esos, como jauría de lobos comenzaron a acercarse a ellos. Sé que Mario sintió su presencia, pero en un acto de rebeldía no se movió del lugar, siguió jugando tratando de ignorar el hecho de estar rodeado de neo nazis.
El primero en hablar fue el grandote ese que le dicen Ruddy, maldito asqueroso. Llegó chiflando como si fuera no sé quién y se metió entre Mario y Misael arrebatándoles el balón, luego lo pateó durísimo mientras todos se reían. No alcancé a escuchar qué les dijo yo me quedé petrificada, venía de mis clases de inglés y pasé por ahí aunque no me gusta mucho solo porque estaba cansada y no quise rodear. Qué terrible es ser mujer y que tengas que tomar precauciones tan absurdas como rodear un lugar por el miedo a que te hagan algo. Pero en fin, ahí estaba yo temblando de miedo, viendo como rodeaban a mi novio y comencé a rezarle a la virgencita para que los protegiera, recé con toda mi fe, pero los monstruos no se alejaron. En eso el tal Derek hizo unas señas y uno de llos se movió poniéndose frente a Mario. Cuál fue mi sorpresa al descubrir que se trataba de mi propio hermano. Cuando lo vi corrí para acercarme y escuchar, pensé que tal vez él los protegería. Qué equivocada estaba. Luis se quitó un cigarro de la boca, yo ni sabía que fumaba y les dijo con una voz tan fingida que al escucharlo lo odié un poco más.
- A ver par de prietos asquerosos, están invadiendo nuestro territorio ¿No saben que aquí no pueden jugar animales? – Les dijo.
Mario intentó en ese momento calmar las cosas, y comenzó bien, pero ese maldito ego que tienen los hombres aunado a la obsesión de Mario por la justicia hicieron.que les reclamara.
- Este lugar es público, nosotros también tenemos derecho a jugar además no veo ningún letrero que diga que pertenece a ustedes.
¿Cómo pudiste ser tan necio mi valeroso caballero hidalgo? Eran demasiados para ti y tu fiel sancho. Luis arremetió con sus gritos y su nueva voz.
- ¿Qué? ¿Muy chingones? Mejor regresen a la jaula del zoológico que se salieron simios ¿Qué no saben que no deben andar libres por la calle? Órale lárguense de aquí mugres piojosos. Váyanse con sus pulgas a otro lado.
Pude ver la indignación en la cara de mi Mario, respiró profundo y dijo: - Está bien, nos vamos. – Tomó del brazo a su amigo y comenzaron a caminar, en ese momento pensé que todo iba a salir bien y que todo iba a quedar en un susto, pero Luis habló de nuevo: - No han pedido disculpas. – Dijo y pateó el trasero de Mario. La sangre se me congeló, Mario volteó sumamente molesto. - ¿Cómo te atreves a hacer esto? – dijo, tal vez reconociéndolo y Luis se avalanzó hacia él dándole un puñetazo en la nariz, la cual comenzó a sangrar al instante. Sus lentes salieron volando, pero aún así inentó contraatacar, abrazó a Luis como luchador grecorromano, pero ese momento duró solo un segundo, todos los demás comenzaron a golpearlo a él y a Misael, los golpes sonaban secos, duros, mi Mario gemia mientras los recibía, eran demasiados, yo no pude más y salí de mi escondite, pensé que al ver a una mujer detendrían su ataque. - ¡Déjenlos! Cobardes, montoneros, déjenlos en paz. Grité con toda mi furia y traté de abrazar a Mrio, vi que sabgraba mucho, me asusté tanto al verlo así y pensé que todo acabaría ahí cuando sentí que una mano me tomó por el cabello y me jaló con fuerza separandome de Mario, Ruddy envolvió sus garras con mi cabllo mientras me gritaba - ¿A ti quién te metió negrita? – Yo forcejee y logré safarme, y le dí una bofetada. Eso no lo inmutó ni tantito, sólo lo hice enojar más. – Salió brava la cucaracha. Gritó burlón. – Vamos a tener que pisarla. Dijo y comenzó a apretarme el cuello y sentí como mis pies dejaban de tocar el suelo con sus manos en mi garganta, yo traté de rasguñarlo en vano, sus brazos eran mucho más largos que los míos, traté de encontrar algo o alguien que me ayudara, dios, me dio tanto miedo de morir en ese momento y fue ahí donde mis ojos encontraron los de Luis. Tan verdes como siempre, tan llenos de miedo y de duda. Yo no dudé, en cuanto lo ví le grité. – Luis ¡Ayúdame por favor! Solo alcancé a decir, mi vista comenzó a nublarse y sentí que me desmayaba, pero en eso el inmenso hombre me soltó, caí de cara contra el piso, pero sentí de nuevo el oxigeno entrando a mis pulmones y eso me hizo comenzar a escuchar de nuevo, Ruddy le reclamaba a Luis. - ¿Cómo que la conoces? ¿No me digas que esta rata es tu amiga? – Luis estaba en schock. No contestaba nada. Sölo me miraba con sus ojos abiertos al máximo. Ruddy lo jaloneó para hacerlo reaccionar. En eso gritó el jefe de todos. - ¡Contesta Luis! ¿Qué es tuya esta gata? – Ahí se hizo un enorme silencio, por un momento dejaron de golpear a Mario y a su amigo. Todos querían escuchar la respuesta. Luis habló y dijo: - Nada. Yo no la conozco, ni siquiera la había visto antes. – Ahí sentí que me moría, no podía creer que mi hermano me negara así. Obviamente esto calmó los ánimos de todos hacia él y él se sintió en confianza, así que continuó con su traición – Yo no tengo amigas morenas, no tengo y nunca tendré.
Yo tomé las pocas fuerzas que me quedaban e intenté levantarme, iba a gritarlea todos que era mi hermano, jalé todo el aire que pude, pues aún sentía los efectos de la asfixia y justo cuando iba a hablar, Ruddy me golpeó directo en la boca del estómago. Esto hizo que de nuevo saliera todo el aire que había tomado, caí de rodillas al piso y sentí morirme, mis pulmones se taparon, mi cerebro entró en pánico, todo me daba vueltas y simplemente me dejé caer al piso. De pronto, un sabor cobrizo me invadió y pude ver como llenaba el suelo con mi propia sangre saliendo de mi boca, ahí fue cuando Ruddy se me montó y me repegaba su miembro en mi trasero mientras me decía: - Esto es para que aprendas a respetar a tus superiores gatita. – Y ahí, el asqueroso me lamió la mejilla. Pero Derek lo jaló reclamándole - ¿Qué estás haciendo impuro? – Le dijo y continuó el regaño. - ¿Cómo te atreves a probarla? No te puedes rebajar así. – Entonces Ruddy se disculpó, me tomó por la barbilla volteándome y con sus dedos me embarró la cara con mi propia sangre. Me introducía uno de sus cochinos dedos en la boca y sacaba sangre que me untaba en el rostro mientras se reía, realmente no entendí lo que decía, pues mis oidos se apagaron y solo podía ver en cámara lenta todo lo que pasaba, como si no me ocurriera a mí, como si saliera de mi cuerpo y fuera un testigo que lo observaba todo desde la distancia. Pude ver al líder golpear con una fuerza que parecía imposible a Mario, uno de esos devastadores golpes fue el que dio en uno de sus hermoso ojos cafés. Luis, envalentonado golpeaba a Misael, era un festín de golpes y mientras todos se reían.Realmente no supe cuando acabó todo, creo que me desmayé, antes de hacerlo vi a Luis alejarse en medio de felicitaciones de los otros y que dos me perdone, pero me alegré un poco por él. Luego todo se volvió penumbra, cuando desperté me sentí extrañamente bien, aliviada un poco porque al fin la tortura había terminado y porque el oxigeno corría libremente por mis pulmones, me sentí agradecida de estar con vida y me incorporé lentamente, si estaba adolorida pero el dlo físico no fue nada comparado a lo que sentí cuando vi tirado a Mario, sin sus lentes, ensangrentado y con un ojo colgándole fuera de su cuenca. Grité, grité como loca, grtité por auxilio, pero nadie llegó, me arrastré a mi amado e hice lo único que mis fuerzas me permitieron, llorar y gritar en su pecho ensangrentado.
Ahí, con su jersey blanca con el número 33 en rojo de los Toros de Chicago. Toda llena de su sangre y ahora de la mía. Maldito Scottie Pippen que lo inspiró a entrar en esa duela, en ese día, en ese maldito lugar.
Ahora estamos aquí, en este hospital, yo llena de vendas y tú lleno de tubos y cables y jeringas y con un parche en un hueco en donde solía estar tu precioso ojo.
Te amo Mario, te amo y me duele tanto verte en este estado, esto nunca se lo voy a perdonar a Luis, no me importa que sea mi hermano. Esta vez cruzó la línea y ahora estamos aquí, en este horrible lugar y yo no puedo dejar de pensar en la Divina Comedia y en ese letrero a las puertas del infierno que decía:
¡OH VOSOTROS LOS QUE ENTRAIS, ABANDONAD TODA ESPERANZA!
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Conejos Blancos
Non-FictionLuis, se muere por ingresar a la secta Neo Nazi llamada "Conejos Blancos", se sabe fuerte, se sabe capaz, sus ojos azules se iluminan cuando piensa en ello. El único inconveniente es que Luis es moreno. A través de su diario, recortes de periódico...