CAPÍTULO 13

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Aquella mañana Ethan no le había dicho nada sobre las normas. De hecho, todo lo que le había dicho era un simple "Buenos días" y otro simple "Hasta luego" Beth no se iba a quejar, era eso lo que llevaba deseando desde hacía años, pero tenía que admitir que de pronto la situación la incomodaba más de lo que esperaba.

Mel la recogió junto a Chris como todas las mañanas, como si nada hubiese cambiado realmente. Melissa apenas le había hecho preguntas sobre el ático y sobre su hermano, cosa que tenía que agradecer. En el campus las miradas no fueron discretas, todos comentaban la agresión que había cometido contra Dylan. La mitad de las personas la miraban disgustadas y la otra mitad se reían del suceso.

A Beth le daba igual los dos grupos. No quería pensar en Dylan aquel día. Lo único que podía pensar era que necesitaba irse a dormir. Apenas sí había conseguido dormir una hora completa después de que Jensen se había marchado. Las clases pasaron una tras otra como un borrón de conceptos, palabras escritas a tiza en una pizarra verde e incontables caricias compartidas de Chris y Mel.

Lo habitual.

Cuando salió del campus al final del día se disculpó con sus amigos y se marchó en dirección a Street Road. No estaba demasiado lejos, y sabía que el camino hasta allí la ayudaría a calmarse. Solo sus pasos hasta el motel la separaban de la verdad que buscaba, la verdad que estaba claro era peligrosa. Se sentía emocionada y aterrada a partes iguales.

Cuando llegó al lugar apenas escuchaba otra cosa que el retumbar de su corazón en sus oídos. Se acercó a una de las escaleras de la estructura y subió hasta el segundo piso. Cuando encontró la puerta con el número 206 en ella tuvo que tomar una profunda respiración.

Alzó la mano y golpeó tres veces en la madera. La voz de Jensen le llegó desde el interior.

—Un momento —ella dio un paso atrás y comenzó a jugar con sus dedos, le faltaba un poco el aire y, cuando la puerta se abrió, se quedó totalmente sin respiración—. Pensé que no vendrías.

Jensen estaba ahí de pié, con solo una toalla envuelta en su cadera, tapando la parte más íntima de su cuerpo. Las gotitas de agua se resbalaban por su piel, por su pelo, y caía sobre su nariz pecosa. Esos ojos verdes parecían inocentes, ella quiso golpearlo. Ese maldito hombre sabía muy bien lo que hacía.

—Tenía clases —aclaró ella. Jensen asintió.

—Pasa.

Se hizo a un lado y la dejó pasar. Una vez dentro, cerró la puerta a su espalda. Le divertía verla tan nerviosa, no podía negarlo, pero realmente estaba preocupado por lo que iba a hacer a continuación. Jensen conocía los riesgos de contarle todo tan repentinamente, pero estaba dispuesto a asumir las consecuencias antes que dejar que se la arrebataran.

Eso jamás.

Beth era suya. Él era de Beth. Estaban destinados a estar juntos y así iba a ser. Ethan no se la iba a entregar a su padre como si ella no fuese más que una mercancía intercambiable.

—Ponte cómoda, me vestiré un momento.

Ella asintió y se sentó en una de las sillas de la pequeña mesa. Jensen se puso ropa interior y unos simples pantalones de tela gris. Estaba nervioso también, y su mejor manera de relajarse era provocarla, así que dejó su pecho desnudo y volvió con ella.

Disfrutó al ver como sus mejillas se enrojecían al verlo nuevamente. No podía negar que le gustaba esta Beth mojigata e inocente. Pero no era su Beth, era una creación barata de ese maldito medicamento. Su Beth era una mujer fuerte, inteligente, seductora y letal. Y esa mujer era la que él quería, por la que mataría y moriría.

Night Moves | Jensen AcklesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora