Capítulo 1: La melodía.

247 17 12
                                    

¿Alguna vez te has preguntado si el inframundo existe? Que hay en un lugar como ese... Yo te lo diré, pero antes te contarte, empezare desde el inició de mi vida y como llegue aquí, a este mítico lugar.

Nací un 12 de agosto, en un pueblo cerca de Japón, mis padres decidieron comprar una casa y vivir aquí. Después de dos años de haberme tenido, mi padre falleció, nunca supe como o por que murió, mi madre no me hablaba de él, aun era sensible ante ese tema.

Después de 15 años de la muerte de mi padre, nuestras vidas eran tranquilas y estables, mi madre consiguió un trabajo como enfermera en un hospital en Japón, nunca estaba en casa su trabajo era casi de tiempo completó, a veces me sentía muy sola, no tenia muchos amigos, mi vida era un poco solitaria, en la escuela era una de la mejores, mis notas eran muy buenas, casi siempre en los recesos comía sola, mi única amiga no frecuentaba sentarse conmigo, ella era mas de buscar chicos. Mi amiga decía que yo era rara por las historias que le contaba.

Desde niña, siempre había tenido sueños raros, donde llegaba a una puerta gigante y ahí había un mundo diferente, algo fuera de lo común pero algo me arrastraba fuera de ahí y todo estaba relacionado con la piedra que mi padre me había dejado antes de morir, era como un fragmento de un cristal junto con una pequeña radió. Debo de estar loca para soñara esas cosas --Mundos diferentes, criaturas extrañas-- si le contara a mi madre de seguro me llevaría de inmediato con un doctor pensaría que tal vez su hija se estaría volviendo loca.

Todos lo días después de la escuela subía a una montaña cerca de mi casa  ahí era el único lugar donde la radio funcionaba. Hoy era un día de eso. Era perfecto no había muchas nubes y el sol brillaba, era otoño los rayos de sol eran cálidos tenían un color naranja pálido, la brisa era tan suave y cálida que me sentía cómoda estar sentada en la gran roca que sobresalía de esa montaña. Saque mi almuerzo; siempre hacia uno extra para cuando fuera a las montañas tenia una " Guarida Secreta" ahí guardaba mis pertenecías tenia de todo; Libros, cuadros, algunos de los juguetes que tenia de niña, y medicina, nunca era de mas guardar algo de medicina nunca sabia cuando la podría ocupar, de mi "Guarida Secreta" saque una caja de galletas, ahí guardaba el radio que mi padre me dejó, era muy valioso para mi así que siempre trababa de tenerlo bien cuidado. Me senté en esa enorme roca y lo comencé ha armarla, puse el fragmento de piedra, movía un pequeño alambre de metal, así la señal llegaría a la radió --¡Lo encontré!-- exclamé y es que había encontrado esa magnífica melodía. Eran como voces sincronizándose unas con otras, un escalofrío envolvió mi cuerpo y el solo escucharla podía sentir como mi corazón latía mas rápido, ¿Será que esa canción es para mi? Sentía que pasara lo que pasara esa extraña melodía tenia que escucharla, así no me sentía sola, era como una gran compañía para mi.

Me acosté en el suelo mirando el cielo azul y las pocas nubes que comenzaba a aparecer, a lo lejos escuche un maullido --Mimi-- Mimi es la gata que encontré la primera vez que vine a esta montaña, desde ese día habíamos desarrollado una tipo de relación, me seguía a todas partes incluso hasta mi casa, no me molestaba Mimi es muy linda y esponjosa, su pelaje era de color gris y una cola larga e esponjada y ella tenia una especie de círculo de color negro en la cola, es una gata muy bonita y disfrutó mucho de su compañía --Mimi, encontré la melodía-- soltó un pequeño maullido; sus maullidos sanaban como un  "mi", era muy tierna se recostó en mi abdomen y comenzó a ronronear, después de un rato la melodía dejo de sonar, me levante  y camine a mi casa, había una luz prendida corrí a abrir la puerta creí que mi madre había llegado --¿Mama? ¿Llegaste a casa temprano hoy?-- cuando llegue a la cocina de donde provenía la luz, no había nadie --¡Ah! Supongo que olvide apagar la luz-- Estaba muy cansada, pero aun así, comencé a hacer la cena, de seguro mi madre llegaría agotada del trabajo, partí un par de cebollas, rábanos y hice una sopa junto con un filete de pescado y arroz. Cene un poco y le di a Mimi de lo mismo -- Buenas noches Mimi-- la saque y cerré la puerta, me dirigí al baño a lavarme los dientes y  el cabello, cuando subía las escaleras desde la ventana se podía ver la gran roca a la que frecuentaba ir todos los días, pude ver destello de luz que se reflejo por segundos --Debí imaginarlo-- me convencí de eso tal vez un vidrio o una botella, la luna era grande eso debió provocar el destello. --Si eso debió ser-- me acomodé en mi cama y me tape con las colchas y comenzaba a quedarme dormida, estaba todo en silenció podía escuchar mi propia respiración, se sentía muy incómodo y me asustaba

"El sabe de ti. El sabe quien eres. El vendrá por ti y la piedra."

Podía escuchar susurros entre la oscura y solitaria habitación en la que me encontraba, mi corazón latía demasiado rápido, no podía moverme, mis músculos no respondían. De pronto me sentí ligera como una pluma los bichos comenzaron a hacer ruido, al menos ya no era mi respiración la única que escuchaba, no sabia que había sido eso los susurros se habían acabado el aire tan pesado que se sentía hace unos momentos ya no estaba, como pude coloque la colcha en mi cara y cerré los ojos deseando que este momento no ocurriera otra vez durante la noche.

Agartha: La travesía al inframundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora