El viaje empieza.

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Si algo se bien es que no puedes andar por ahí en un lugar que no conoces, como si nada. Tienes que tener siempre la guardia en alto.

Ya había entrado a este extraño mundo. Mi madre se quedo en el mundo del que yo provenía. Eso me partía el corazón en mil pedazos, pero no era momento de pensar en mi madre y arrepentirme en la decisión que tomé. Solo quería poner esta roca en su lugar y largarme de aquí.

Desde que me aventure a venir aquí, y conocí a el pelinegro no se separaba de mi. Todo el tiempo preguntaba cosas sin sentido.

–Y... ¿Cual es tu nombre?– escuche a ese chico extraño preguntarme.

Era la quinta vez que me preguntaba lo mismo. Sin duda este chico nunca se callaba.

–Asuna.

–Asuna. Es un lindo nombre.

«Si. Ya he escuchado ese alago antes. Gracias»

Aceleré mi paso para tratar de esquivar a este chico. No es que no me agradé, era un poco molesto y hablaba mucho. Pero no venía aquí a hacer amigos.

«Asuna, Asuna, te puedo oler.»

«Se dónde éstas.»

De nuevo esas malditas voces invadiendo mi cabeza y mis oidos. Me detuve en seco, sentí como mi cuerpo se hacia cada vez mas pesado, no podía mover un solo músculo.

-¿Qué pasa? ¿Por qué te detienes?– escuché a shun preguntarme.

-Shun puedo escucharlos en mi cabeza. No puedo con esto... No puedo.

-Ahora ya no puedes retroceder ya éstas dentro, no puedes regresar. Ellos estarán siguiendo, invadiendo cada extremo de tu mente, si realmente quieres salvar a tu madre debes de ser fuerte.

"Asuna vuelve a tus sentidos. No seas cobarde. Levantate y termina lo que empezaste."

«Puedo hacerlo, puedo hacerlo, puedo hacerlo »

Me puse de pie y levanté la vista, observando todo a mi alrededor. Debía de acabar esto y dejarme de excusas.

Me traté de tranquilizar, poner todos mis pensamientos en orden. Eso se me daba muy bien, era buena pensando en situaciones de riesgo.

Camine hacía adelante y cruzamos una gran cueva y cuando salimos de ahí, ese mundo era como un gran bosque. Había millones de árboles a dónde sea que volteará, me quedé ahí parada observando el hermoso paisaje qué había ante mis ojos. El cielo era rosado, como un atardecer que no se ve muy a menudo, colores rosados, anaranjados y con toques lilas. Era muy hermoso. Las nubes era con algodones de azúcar. Me estaba quedando perpleja por aquel atardecer.

-Si. Agartha es hermoso– escuche a ese peli-negro aclarando.

-Si– suspire un poco –Sin duda es hermso– Realmente lo era. En ningún otro lugar encontrarás las maravillas que había aquí.

–Pero no te dejes engañar. No todo es lo que parecé– dijo Shun
 
-Sigamos caminando, Asuna quedate cerca mío– no lo pensé dos veces y me puse a un lado de Shun. –¿Por que a lado tuyo?– dijo el pelinegro, tratando de seguirnos el pasó, si este chico tenía teletransportacion ¿Por que no la usaba para seguirnos?Algo de Shun que no me gustaba era que caminaba demasiado rápido.

El atardecer fue desapareciendo poco a poco, solo iba quedando la oscura y fría noche. Shun decidió qué caminar de noche tal vez y sería arriesgado así que descansamos cerca de un río.

Miré hacía el oscuro cielo, observando cómo cada extremó de él estaba llenó de estrellas. Es hermoso. Siempre pensé que las estrellas era como gente brillando eternamente. Shun y su amigo habían prendido una fogata. Por suerte para nosotros, el río en el que descansábamos había peces. Tardaron un poco en casarlos, claro les ofrecí mi ayuda, que rápido rechazaron, diciendo que ellos podían y no la necesitaban. Insistieron que me quedara ahí sentada y que sólo observará. En lugar de observa en como ellos dos peleaban para ver quien capturaba mas peces, seguí observando el cielo.

Comimos un poco, guardamos lo que quedará para mañana. Nunca se sabía si mañana encontraríamos que comer. Me era imposible dormir, no podía dejar de pensar en mi madre, en su salud o que estaría haciendo ahora mismo. Shun cayó rendido y el otro chico solo estaba acostado contando estrellas. Sentía frío, soledad, miedo. Un millón de emociones dentro de mi cabeza. Una me decía que no debería de estar aquí, que me fuera a casa y la otra que tenia una responsabilidad, que debía de acabar esto.

Coloqué mis piernas sobre mi pecho, cerré los ojos, había estado muy sensible todo este rato –¿Éstas triste?– di un pequeño salto, no esperaba que el pelinegro me hablará –No, solo estoy cansada– suspiro y se recargó en un árbol –¿No piensas dormir?– alce la vista para verlo, no había pensado en dormir, tal vez y lo necesitaba.

–¿Y tú tampoco piensas dormir?

–Oye no tienes que ser tan fría ¿Así eres siempre?

–No lo se, creó que si.

–Sabes, creó qué no nos hemos presentado bien– tomó aire y se sentó derecho, poniéndose una mano en el pecho, eso se veía tan chistoso –Mi nombre es Jin Harutobi, mucho gustó en conocerla bella dama– me extendió la mano, le respondí apretándola no tan fuerte –Mi nombre es Asuna Nagasaki, mucho gustó en conocerte.

–Pudes llamarme Jin.– me lanzó una tierna sonrisa haciendo que un escalofrío invadiera todo mi cuerpo.

–Puedes llamarme Asuna– no soltamos las mano, me acomode de nuevo mirando hacía el cielo –cargas mucho peso sobre tus hombros ¿No es cierto?– aún que quisiera negarlo y decirle que podía con esto, la verdad era que todo lo que el decía era cierto. Era un gran peso para mí el saber que mí padre no era de mi mundo. Qué era un hechicero. Qué había magia dentro de mí, magia qué no sabía controlar o tal vez qué nunca sabré. Saber qué entes malignos me perseguían todo por una piedra y mi sangre.

–Yo no pedí esto.

–Lo se. Pero nadie elige su destinó.     Nadie elige la familia, a veces solo nos toca. Tienes que ser fuerte y forjar tú tu propio destinó, tener la mente clara. Debes de vencer el miedo y seguir adelanté.

–No se si pueda... Tengo mucho miedo de todo salga mal– mis labios comenzaron a temblar, mis ojos se iban inundando cada vez más, junte mis piernas mas a mi pecho, sentí una mano acariciando mi espalda, mis mejillas tenían rastro de lágrimas y otras más qué se avecinaban –No estas sola en esto nos tienes a Shun y a mí.

–¿En serió, te quedarás conmigo?

–S-si... Me quedaré contigo, lo prometo – el chico de los ojos azules no era tan molestó como pensaba, había una parte de el que me gustaba y es la comprensiva –Gracias – le dije sin quitar la vista del gran cielo estrellado que había arriba mío –¿Eh... Por qué? No tienes que darme las gracias – si, si tenía, me había calmado con sólo sentarse a un lado mío, eso significó mucho para mí – Gracias por calmarme – me miro con sus grandes ojos azulados, tan rápido alejó la vista –De nada, eso hacen los amigos – esa pequeña frase me asusto un poco, no tenia idea de que era tener amigos. Aún que tenia a moni en la escuela y ella se decía llamar mi amiga, no sabía si realmente eso era tener una amistad.

–Debemos de dormir ¿no creés?– le asentí, me levante del suelo y me dirigí cerca de Shun para acostarme. Mañana nos esperaba un largo camino por recorrer.

–Descansa Jin.

–Descansa Asuna.

–Ustedes dos ya callense – la voz de Shun invadió el ambienté, solté una leves risas y cerré los ojos, de pronto el silenció era demasiado que en minutos me quede dormida.

«tan solo debes dejar de pensar y actuar. No le temas al que pasará, Asuna puedes hacerlo yo confió en ti»

Agartha: La travesía al inframundo.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora