Capítulo Ⅰ: Valentía

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"Es un pecado que un hombre pueda estar con otro hombre,

Es una abominación para una mujer acostarse con otra de su mismo sexo. 

Cualquier semejante persona albergando lujuria en su corazón hacia el mismo sexo...

Se quemará en el infierno.

Amén." 

—Amén— repitieron todos los presentes, se escuchó como alguien recogía sus cosas y dicho así los demás hicieron el mismo gesto, algunos que estaban dormidos se despertaron y fueron a la salida de la enorme iglesia, hasta que escucharon como un niño preguntó a su madre —Mamá, ¿quien es el?— digo señalando a una estatua con una cruz y un hombre clavada en ella —El es Jesús, él nos protegerá de la gente mala— respondió la mujer mientras recogía su bolso. 

—¿Gente mala?— preguntó con curiosidad el pequeño niño de 8 años, pelinegro, piel blanca y con unos bonitos ojos rojos —Los homosexuales y los transexuales— contestó la mujer —Ahora vuelvo Fred, quédate aquí— el pequeño hizo caso y se sentó en el suelo mientras miraba las figuras exóticas que colgaban en las paredes.

 ♥♥♥

Cuanto finalmente no había ninguna persona más que el pequeño niño sentado en el suelo esperando a que llegara sus padres a recogerle, ser escucho la voz de un niño que estaba escondido detrás de unas columnas, el pelinegro por curiosidad se acercó donde provenía aquel ruido y allí estaba un niño castaño y ojos azules con lágrimas que no dejaban de caer, su nariz se cubría de mucosidad, pero lo que llamó la atención era que estaba sujetando fuertemente un pequeño peluche de un conejo de un color que parecía un completo arco iris.

Y el niño miró al pelinegro y ser asustó completamente —Por favor, no me hagas daño— contestó mientras se hacia bolita —¿Daño? yo no haría eso ¿porque estas llorando?— pregunto el pequeño, mientras el castaño se limpiaba las lágrimas con su manga —E-Ellos me hicieron daño— dijo mientras señalaba a unos adolescentes buscando a alguien —Chicos, escuche a alguien— contestó unos de esos chicos, rápidamente el pequeño castaño temió lo peor —Sal, de donde estés maricón— contestó unos de los adolescentes que parecía ser el jefe de aquel grupo, el castaño iba a salir de su escondite, pero la mano del pequeño lo detuvo —No lo hagas, yo saldré— y dicho así salió el de ojos rojos, haciendo que los muchachos lo miraron un segundo y uno dijera —Solamente es un niño, sigamos buscando por otra parte— y eso hicieron se fueron de aquel lugar, Fred soltó un suspiro —Gracias— exclamó el niño de ojos azules —De nada, como te llam-...— antes de que dijera algo una voz femenina le interrumpió —¿¡Fred!? ¿Donde estas?— preguntando la mujer en voz alta haciendo que se hiciera eco en el lugar —Mama, me esta buscando tengo que irme— contestó mientras se despedía del castaño —Espera, ten esto— dijo entregando el pequeño peluche de conejo —Es para agradecerte lo que hiciste por mi— contesto el castaño con un sonrojo en su rostro. 

Le pareció bastante tierno el chico con las mejillas sonrojadas, Fred le dio una última sonrisa y se fue donde su madre con el peluche en sus manos.   

Y así es donde empezó aquel amor prohibido.

 Aquel amor que cambiará el pequeño pueblo completamente. 

Homofobia 【Frededdy】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora