capitulo cuatro parte 1/2

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Llegué a una residencial que quedaba a las afueras del pueblo. Toque la puerta. Me abrió una señora ya entrada en años, con el pelo plateadas y mirada dulce.
-Hola niña, pasa
Se hizo a un lado invitandome a pasar con la mano. Entre a un vestíbulo grande y con muchos sillones de terciopelo rojo. Había un mesón largo y tras este unos estantes cuadriculados en los que había correspondencia. En el mesón había un teléfono , una caja registradora y un gran libro. La señora se puso tras el mesón.
-¿A quien busca?- Preguntó
-A Gabriel Cox
Abrió el gran libro
-Habitación treinta y siete, subiendo las escaleras a la derecha.
-Muchas gracias-dije con una sonrisa
Me voltee y me dirigí hacia las escaleras.
Tal como había dicho la señora, a la derecha se encontraba una habitación que decía treinta y siete en números dorados.
Toque la puerta dos veces y espere a que alguien abriera. Pasaron varios minutos y aún nadie venía. Iba a tocar de nuevo cuando la puerta se abrió. Lo primero que vi fue un pecho desnudo y musculoso. Fui subiendo la mirada hasta llegar a unos ojos grises. Este definitivamente no es Gabriel.
Frente a mi había un chico vestido únicamente con un Jean rasgado.
-¿Quién eres?-pregunto con una voz ronca y fuerte
¿Quién eres tu? Pensé.
-Lo siento, creo que me equivoqué de habitación
Me di la vuelta para volver al vestíbulo.
-¡Espera!- ese si era Gabriel
Lo mire, estaba con una cazadora, se veía muy «chico malo». Le quedaba bien.
El chico de ojos grises no se movió y Gabriel se tuvo que poner de puntillas para poder verme.
-Muévete Ady- dijo Gabriel
El chico se volteó y comenzó a frotar su puño en su cabello caoba.
-Ya sabes que no me gusta que me digan Ady- dijo con una sonrisa, una muy bella por cierto.
Gabriel se agitaba pero el chico lo mantenía agarrado
-¡Vale! perdón, perdon
El chico lo soltó y se metió en el departamento.
-Lo siento, ese es mi hermano Ady, digo, Adonis
¿Quién les habrá puesto esos nombres tan especiales?
-Y, ¿Por qué estas aquí? Por cierto, no digo que no me agrade tu visita
Me sonrojo y el rie
-Sólo vine a...
-¿Quieres entrar?
No alcance ni a pensar en la respuesta y ya estaba dentro de la casa.
Era un departamento de soltero, bastante moderno.

Marcas De Un AsesinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora