La Decisión

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Siguieron con esos encuentros, por lo menos durante 6 meses más, realmente ya nada les interesaba, sabían que por fin tenían lo que habían soñado.
Un día Nail se percató de aquella salida nocturna que hacía Erwin, siguió cada paso que este daba,entro a una cafetería en donde lo vio reunirse con un hombre de estatura baja, valla imprudencia la de nail, pues entro furioso a la cafetería y dando un fuente golpe en la mesa le dijo con voz enojada a el rubio.

-¡¿porqué estas aquí con este sujeto, cuando deberías estar con mi pequeña?!

-existe un motivo coherente, el cual voy a decir ahora mismo, este hombre y yo llevamos tiempo viéndonos con la única intención de...

Sus labios fueron silenciados por la mirada de el azabache.
El chico de baja estatura miro a Nail y le respondió seriamente casi cortante.

-hemos estado planificando la boda. -

-oh siendo así, le agradezco mucho padre Ackerman, ¿qué día será?

-usted decida.

-mañana mismo

-perfecto.

Dijo el azabache mientras miraba seriamente a el rubio.
Aquel hombre estrecho la mano de el oji gris y salio de aquel café.
El rubio por su parte espero a que el hombre saliera para romper el silencio.

-¿porqué le has dicho eso? -

-sentí de bebía hacerlo-

Respondió el azabache sin tomarle mucha importancia y siguió bebiendo su café.

-deberías irte, ese traje no se comprará solo ¿o si? -

Respondió el azabache levantando la comisura de sus labios, evidentemente no estaba feliz pero sabia que él había metido a Erwin en un lío muy grande y pretendía arreglarlo.

-tienes razón -

Dijo con sarcasmo el rubio para después desviar el tema preguntando por cualquier cosa, el rubio hablaba y hablaba como si no le preocupase el lío en que su azabache lo había involucrado, por otro lado el azabache solo miraba a el oji azul memorizando nuevamente cada una de las facciones de éste.
Se hicieron las 7:35 de la tarde y el azabache salio al lado de el oji azul, llegaron a un pequeño puente situado sobre un bello estanque color azul cristalino el cual se teñía con el color oscuro y estrellado de el cielo, el rubio tomo las manos de el azabache y con una sonrisa le dijo.

-sin importar lo que suceda mañana, mi alma y mi ser siempre estarán atadas a tu presencia.
Incluso si el destino se esfuerza por negarme la felicidad yo me aferraré a ti.-

Dicho esto el azabache sintió como sus mejillas ardían, su corazón latía tan fuerte y tan veloz que le provocaba la sensación de que éste saldría de su pecho, con un gran suspiro sus ojos se cubrieron de una capa cristalina de lágrimas; esta vez el azabache dejo su orgullo y rompió en llanto.

- ¡No quiero perderte!...  No otra vez, esta vez no voy a dejar que te alejes de mi....
Te necesito-

Esto último lo dijo casi susurrando con la mirada baja las agujas de el reloj seguían avanzando pero en sus miradas el tiempo era inmóvil. El azabache se aferro a el oji azul con un largo abrazo, caminaron por algunas horas llegando a un mesón.

10:55 pm

Habían pasado ya las horas y mientras que el azabache dormía el rubio salió a una pequeña terraza de el mismo mesón y mirando a el cielo dijo con alegría.

-mañana será el gran día mi pequeño azabache, solo espera.... No pienso dejarte ir.

Llévame a la condena eterna Donde viven las historias. Descúbrelo ahora