Mi maldita amada - Capítulo 6.

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Aquel beso fue tan cálido, esas manos que atraparon mi cintura y llevaron a él, me dejaron sin aliento

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Aquel beso fue tan cálido, esas manos que atraparon mi cintura y llevaron a él, me dejaron sin aliento. Su aroma era tan dulce, que me embriagó al momento de impactar en mis fosas nasales, y esa sensación tan... agradable que dejaron mis emociones a flor de piel.
Nunca pensé que Vergil reaccionaría de esa manera, después de todo lo que había pasado en tán poco tiempo, pensé que solo me estaba utilizando para sus planes, y si moría más que seguro me tiraría por ahí y sería un problema menos, pero veo y entiendo que no es así ¿Acaso siente algo por mi?

Basta, deja de crearte historias en la cabeza, solo ve a descansar.

Por primera vez le hice caso a mis pensamientos y me fui a descansar.
Al otro día decidí ir al local de Dante a ver si estaba allí, como me había invitado gustoso a comer una pizza, no me vendría mal.
Al llegar vi aquellas letras de neón que sobresalían del letrero que formaban la frase Devil May Cry, me acerqué a la puerta y al tomar del pomo empujé hacia el otro lado.
-Hola-hablé al entrar, lo primero que vi fue a Dante tirado en su sofá de cuero con las piernas extendidas comodamente sobre el escritorio.
-Nena-me nombró sonriendo.
¿Desde cuando me dice nena?Bueno, era mejor que mundana.
-Hola Dante-salude sonriendo mientras me acercaba a su escritorio.
-¿Vienes a aceptar mi pizza?
-Por supuesto.
-Venga-dijo levantándose de un salto-vamos.
Decidimos irnos a la cafeteria de la ciudad en el auto descapotable de Dante y en menos de unos minutos ya estabamos allí.
-Y bien-dijo sentándose en una mesa que tenía a un lado del ventanal-¿Cómo te ha ido con el gruñón?
Me senté frente y solté un suspiro.
-Eso me dice todo-comentó torciendo el gesto.
-Digamos que es un poco difícil de tratar-respondí mientras me hundía de hombros.
-Dimelo a mi-comentó irónico-pero es así de especial, ya se le va a pasar.
-No se, porque ayer se fue, me dijo que ya no me necesitaba.
-Ay Vergil-suspiró Dante mientras llevaba dos dedos al entrecejo.
-¿Qué paso?-pregunte curiosa.
-Nada-respondió rápido apartando la mano de su rostro-es que él es así, ya lo entenderás.
Y en ese mismo momento llegó la pizza que habíamos pedido.
-Quédate tranquila que volverá.
-¿Cómo lo sabes? Se fue furioso anoche.
-Créeme que lo va a hacer, confía en mi-tomó una rebanada y metió en su boca.
¿Acaso habra hablado con él?
-¿Está viviendo contigo en la agencia?
-Creo que si, porque va y viene cuando quiere. Hay momentos en los que desaparece por un mes y después vuelve como si nada-respondió con la boca llena.
-Solo espero que esté bien-suspiré tomando una rebanada.
-¿Te gusta?.
Esa pregunta hizo que me pusiera roja como un tomáte, fue imposible evitarlo o que lo notara. Metí la rebanada en mi boca copiando a Dante.
-No, solo preguntaba-respondí con la boca llena.
-Claro, haré que te creo-comentó entre risas, tomó otra rebanada que metió nuevamente en su boca-y no se habla con la boca llena, puerca.
No pude evitar reír, me cubrí con una mano la boca porque sinó se me escaparía un pedazo. Era agradable pasarla con él, podíamos hablar de cualquier tema ya sea música, videojuegos, gustos, etc.

꧁𝓜𝓲 𝓶𝓪𝓵𝓭𝓲𝓽𝓪 𝓪𝓶𝓪𝓭𝓪.꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora