Era algo alegre, eso era evidente, pero mentiría si dijese que en ese momento sentí felicidad. Ver a mi mejor amigo reaparecer tras su muerte como un zombie que se levantaba desde la tumba me produjo canguelo y cuando me fijé en sus rasgos vampíricos emití un leve chillido.
Su cuerpo era blanco como el mármol, su expresión era una mezcla entre horror e ira y con sus uñas llenas de tierra daba una imagen de infarto. Eso sí, ahora tenía aquella aura característica de los seres de la noche. Estaba enfangado, confuso y harapiento, pero era más bello y seductor de lo que ningún humano podría ser jamás.
Ni el mayor lujo humano se compara a la magnificencia de la miseria vampira.
Después, comprendí que por muy terrorífico y monstruoso que eso fuera, Kook estaba vivo. Vivo de verdad, ya no hacía falta que me lamentase por no haberme despedido. No había sido un adiós, sino un hasta pronto.
Quise saltar a sus brazos, achucharlo fuerte y hacer una guerra de cosquillas en honor a los viejos tiempos pero cuando mi cuerpo tendió de nuevo hacia el suyo YoonGi me agarró con sus fuertes manos de las caderas y me movió, obligándome a permanecer en su espalda.
Me sentía tan protegido ahí que una vez me aferré a sus hombros y me oculté tras su envergadura, me di cuenta de que Kook era una amenaza real.
Daba igual quien fuera, lo que era le tentaría a matarme.
- ¡Kim Tae-hyung!- gritó Suga con voz alta pero calmada, él siempre parecía serio y sereno, aunque sus ojos ahora brillaran con una intensa preocupación y confusión.
Yo también estaba confuso, uno no ve a su mejor amigo muerto resurgiendo de entre los espíritus todos los días. Bueno, quizá para alguien esa sí sea su rutina, pero os aseguro que ese no soy yo.
V bajó a la velocidad de un rayó y en pocos segundos estaba tras Kook. Después de eso este se volteó y tensó su cuerpo entero. Parecía furioso. Agarrotó sus manos, felxionó sus rodillas e incluso parecía estar a punto de gruñir como un animal salvaje. Iba a atacar a su pareja y creado.
Iba, porque Suga fue más rápido y lo atrapó entre sus brazos, impidiéndole que se moviera. Yo me acerqué por detrás, desconcertado y vi algo que me dejó con el cerebro todavía más frito que antes.
Vi a Tae. Llorando.
- No puede ser... no puede ser...- uno pensaría que lloraba de alegría por la forma en que sus lágrimas abandonaban sus ojos al recorrer la figura del pálido chico frente a él, como queriendo memorizar todos y cada uno de sus contornos; pero algo fallaba, una mueca dolida le atravesó el rostro y de un momento a otro pareció fastidiado- tú no deberías estar vivo.
- ¿Que?- la voz de Kookie, ahora algo más raspada por el desuso se vio envuelta en una polifonía pues todos los presentes allí reaccionamos preguntando lo mismo. ¿Acaso V se había vuelto demente? Hacía nada lloraba y se deprimía por horas pues echaba de menos a su chico y ahora que podía tenerlo por toda la eternidad, lo mandaba de vuelta a la tumba.
Al igual que cuando conocí a Suga, no entendía nada de nada.
- Prefiero que estés muerto a que seas un vampiro... Ah, debí inyectar el veneno con mis colmillos cuando bebía sin darme cuenta... Ojalá solo te hubiera matado...
- ¡¿Como puedes decir algo así?!- Kook seguramente iba a hablar, a gritarle o insultarle, pero mi voz la que se alzó entre todos y ni yo me di cuenta de que mi boca hablaba hasta que escuché mis palabras llenas de ira.- Se supone que lo amas...
No podía contenerme. ¿Quién podría ver como tratan así a su mejor amigo?
- Y lo amo, por eso lo digo. Lo mejor que le puede pasar a un humano bueno es morir joven. Toda vida es sufrir o dañar. Kookie es demasiado tierno y bueno para lo segundo así que le he condenado a una eternidad de sufrimiento- Sus explicaciones tenían sentido y eran muy pragmáticas, sí, pero de todos modos en el fondo no dejaba de desearle la muerte a su amado y el hecho de que sus pensamientos útiles hubieran aflorado antes que sus ansias amorosas al ver a Kook decía mucho de lo que él era respecto a los sentimientos humanos: Un completo ignorante.
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El don del dolor
VampirosHumanos eternos en un eterno sufrimiento; con una sed que no calma al ser saciada. No hay mayor víctima de nuestros colmillos que nuestra propia mente. Dime, Park Jimin, ¿Acaso eres tú el elixir de mi maldición? Parejas: YoonMin, VKook (y NamJin)...