El gran Capitán America

17.1K 1K 494
                                    

Steve miraba su cuerpo fijamente en el espejo, por enésima vez. Por más que miraba y miraba su cuerpo, no era capaz de hallar alguna característica que tan siquiera lo hiciera atractivo o que se asemejará, si quiera, a la casta de la que provenía.

A pasar de lo que todos pensaban, el no era un alfa, estaba muy lejos de ser uno. Steve era un omega, un omega de clase alta.

No todo el tiempo esto fue así, antes del suero, era un omega escuálido, estéril, de clase baja, sumamente enfermizo e incapaz de producir hormonas que denotarán su casta omega. Pero el proyecto Renacer y el doctor Erskine, con ayuda de su maravilloso suero, lo habían transformado en un súper soldado, había curado su enfermizo cuerpo y le había entregado un cuerpo digno de un alfa, pero, a pesar de todo lo anterior, el suero no había sido capaz de mejorar en mucho su casta original, sólo había corregido sus falencias y lo había convertido en un omega de clase alta en toda la ley, un omega fértil y con unas poderosas hormonas, que serian capaces de tentar a cualquiera.

Cuando el ejercito se entero de ello, y con la muerte del doctor, los altos mandos decidieron dejarle de lado como un experimento fallido y decidieron ocultar su casta, mediante potentes inhibidores de olor y supresores tan fuertes, que podían matar hasta al omega más resistente, pero por su acelerado metabolismo, afortunadamente nada grave llegó a sucederle. Fue, hasta mucho después, y yendo en contra de ordenes expresas, que pudo demostrar lo que realmente valía, y fue convertido en el Capitán América.

Al convertirse en el Capitán América, tuvo que renunciar a su casta, pues, ante la sociedad, fue presentado como alfa de clase alta y precisó de usar unos supresores aun más fuertes para anular temporalmente su casta de omega. También renuncio a su derecho de amar libremente y elegir, Margaret Cárter, su primer amor era alfa, y no tenia ni la menor idea de su casta, pues el gran secreto le fue ocultado a ella, así que una relación entre los dos, a simple vista, seria tachada de inmoral, por lo que tuvo que guardarse sus sentimientos. Y tuvo que renunciar al derecho de llevar una vida normal, por que jamás llego a experimentar su primer celo; en un principio, por que su precaria condición no se no permitió y luego, porque sencillamente se le fue negado, al ejercito no le convenía que se supiera que su mejor activo era un jodido omega, pues, en esa época, los omegas eran discriminados por su condición y solo servían para parir, servir a los betas y alfas, y para criar a sus cachorros.

El resto de su vida lo vivió así, siendo el Capitán América, el hijo predilecto de Estados Unidos y observando como, poco a poco, Steven Rogers iba muriendo; luchando como todo un alfa guerrero, cuando, en sus más íntimas fantasías, soñaba con tener un alfa que le diese mimos, que lo estrechara entre sus brazos y que le dijera que absolutamente todo estaba bien, que no debía temer porque él siempre lo protegería, por que sí, él en ocasiones llegaba a sentir miedo, pero debía tragárselo todo y pretender ser alguien quien no era, por que no debía ser lo que verdaderamente era; un omega, como cualquier otro.

Y el último pensamiento que tuvo, antes de estrellarse en el hielo y de acabar con Hydra, fue de que le hubiera encantado haberse enlazado con un alfa, haberse casado, tener cachorros y vivir feliz al lado de su familia. Sabia que era un sueño imposible de lograr, por que solo bastaba el mirarlo, para darse cuenta el porque, y si cuando era un omega pequeño y escuálido ningún alfa lo quiso, menos ahora que parecía un de todo, menos un omega.

Ahora esta allí, en un tiempo que no era el suyo, siendo el líder de la manada de los vengadores, y de nuevo, fingiendo ser lo que no era, pero, como anexo a todo lo anterior, debía cargar con el dolor de saberse solo, pues todos aquellos que fueron sus camaradas, yacían bajo tierra o perdidos en alguna clínica geriátrica, pasando sus últimos días de vida.

Aunque, no todo había sido malo. En su nueva manada, y a pesar de que estos desconocían su secreto, había podido hallar una familia. También había descubierto con gran alegría, que la casta omega poseía más derechos en la actualidad, y  que la sociedad se había vuelto un poco más civilizada y, había decidido disminuir en gran medida el clasismo en las castas, con el que habían tenido que convivir en su tiempo.

EstereotiposDonde viven las historias. Descúbrelo ahora