Confesiones y secretos

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Después de terminar su llamada a Fury, Steve salio de su habitación e ignorando a todos a su alrededor, bajo al laboratorio, donde el doctor Bruce Banner se encontraba realizando anotaciones en una libreta. Llamo suavemente a la puerta del lugar, y un asentamiento de Bruce, le dio la indicación para pasar.

—Buenos días, Doctor Banner— saludo el rubio con cordialidad.

—buenos días, Capitán, cuenteme, que lo trae por aquí — preguntó curioso de ver al hombre allí, él sabía, como todos, que Steve y la tecnología no eran muy amigos que digamos, así que verle allí era sumamente extraño y amenos que hubiera una razón de peso, Steve no se aparecería por allí.

—yo... Doctor, lo que tengo que decirle es confidencial y de momento, usted sera uno de los pocos en saberlo, pero necesito su ayuda, esto es muy importante — dijo con suma seriedad.

El doctor asintió, pero, recordando un detalle importante, hablo al aire, dirigiéndose a la inteligencia artificial de Tony.

—Jarvis, insonoriza el lugar y no grabes nada, es un asunto confidencial, y de momento nadie tiene el ingreso permitido, eso también incluye al señor Stark— dijo a la IA.

—yo... — continuó con su relato el rubio —Yo soy un omega, antes de que diga algo, si, he sido un omega desde el principio, pero, el motivo por el que estoy aquí, es porque, como bien sabrá, mi metabolismo es muy acelerado y mi cuerpo se acostumbro tanto a los supresores ordinarios, que se volvió inmune y ya tienen un efecto casi nulo en mi, quería preguntarle si usted tiene algo que pueda ayudarme, no quiero que mi casta ponga en riesgo al equipo— explico cabizbajo y con seriedad en sus palabras.

—Steve, entiendo por lo que pasas— dijo con un tono tranquilo y más cercano, dejando de lado las formalidades. No bastaba ser un genio para saber la situación en la que se encontraba el contrario. Era mas que obvio que el gobierno estaba detrás de todo esto, y lo entendía perfectamente, pues él pasaba por una situación similar, al ser un omega fuera de los estereotipos que imponía la sociedad —creo que tengo algo que puede ayudarte, no es una solución permanente, pero seguro que te ayudara a lidiar con esto por algunos días, te prometo que trabajaré en algo definitivo. Aunque, quiero que tengas muy presente algo, y es que debes decirle al equipo. Mira, se que es difícil, y lo es aún más estando en tu posición, pero debes confiar en nosotros, no es solo por el equipo, nosotros también queremos tu bienestar y porque es justo que estén al tanto de la situación para saber como manejarla, de acuerdo— explico con calma y paciencia, y prometió encontrarle una solución a su problema hormonal.

—muchas gracias, Bruce— agradeció con sinceridad, mientras le regalaba una hermosa sonrisa. —y no te preocupes, hablé con Fury y tendremos una junta en treinta minutos, les explicaré todo y les diré lo que ocurre—

—vamos, Steve. Se que ellos entenderán — animo el doctor, mientras se acercaba a Steve para abrir una gaveta tras él, y sacar dos ampolletas de color azul cían, las cuales inyectó en cada uno de los brazos del soldado. —Steve, estos supresores te ayudaran con el problema, pero su efecto inhibidor no es tan efectivo, así que una pequeña parte de tu aroma natural se podrá sentir, pero esto solo lo podrán percibir los alfas de casta alta, y es tan poco que no es suficiente para revelar tu casta y ponerte en riesgo, así que puedes estar tranquilo— aviso el científico. Se sentía un poco mal de poseer el secreto que Tony mataría por tener, pero, confiaba en Steve y sabia que el haría lo correcto.

—gracias, Bruce— dijo sinceramente, para luego abrazar brevemente al contrario. Ignorando el par de orbes castañas, que frustradas y molestas, observaban la situación en la distancia.

Después de unas breves indicaciones más, el rubio salio, y cuando se encontraba camino a su habitación, fue interceptado por el castaño, que le miraba de forma indescifrable.

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