Esa tarde apenas llegué a casa y almorcé, me encerré en mi habitación. Tenía que hacer un ensayo sobre la literatura juvenil y su influencia en los jóvenes. «Creación de expectativas imposibles de cumplir por parte de los personajes masculinos principales» iba a ser el gancho inicial de mi ensayo. Apenas comencé a teclear las palabras en el procesador de texto de mi laptop, la voz del Señor Morata emergió de las sombras y resonó en mi mente, clara y contundente: «Repasa el nombre del lugar o personaje que más te guste unas cinco veces y lo verás»
La pluma dorada apareció brillante en mis ojos. Mi cabeza volteó a mi derecha de inmediato y sin mi permiso, mis manos se lanzaron hacia la pila de objetos dentro de la cesta metálica en donde solía guardar los lapiceros y lápices. La volqué sobre la alfombra marrón de mi habitación y lancé manotazos a diestra y siniestra entre los lápices. No estaba en ninguna parte.
Rebusqué entre los papeles desperdigados sobre la mesa de la computadora. Nada. Mi corazón se saltó un latido y la desesperación se abrió paso en mi pecho, acelerándome el pulso en el proceso.
Después de casi caer en pánico y desordenar la mitad de la habitación, mis ojos se clavaron en el cofre de madera rojiza a un lado de la biblioteca. Como una beisbolista me lancé hasta él con las manos al frente. Lo abrí y ahí estaba, brillante y radiante, la pluma de dibujos dorados en relieve y punta afilada. No la recordaba tan pesada. No podía sostenerla con el índice y el pulgar como lo hacía con los lápices corrientes.
Cinco minutos después, tomé mis libros preferidos de romance juvenil y los enfilé uno junto al otro sobre la cama.
Hush hush, En tus ojos, Los hijos del rey, Como en las películas, Louis y Amy, El silencio de mi corazón, Juntos en Madrid, Besos de noche, y, Vive y sueña.
Mis ojos se pasearon sobre sus portadas, deslizándose lentamente en cada una para recordar las características de cada protagonista. Sabía que era una locura solo imaginar que una pesada pluma dorada con dibujos en relieve que me había dado el imaginativo Señor Morata pudiera sacar algún personaje literario de su historia. Sabía también, que si alguien se enteraba de lo que estaba pensando en aquel momento, lo más seguro era que iba a terminar en un manicomio. Una habitación acolchada en blanco y una camisa de fuerzas me esperaban con los brazos abiertos. Pero ¿puedes culpar a alguien por soñar? Nadie lo sabría de todos modos, no iba a llegar a la escuela gritando: « ¡Intenté sacar a un personaje de un libro con una pluma dorada que me regaló el Señor Morata!»
Inspiré profundo unas cuantas veces, y entrecerré los ojos mientras volvía a pasar la mirada sobre las portadas de las novelas frente a mí. El reloj marcaba las doce y media de la noche del miércoles.
«Solo hazlo» me dije. ¿Por qué lo pensaba tanto? No era como que fuese a funcionar.
Alargué la mano y tomé En tus ojos. La abrí en la página cuarenta y dos, cuando Albert y Paula discuten porque él la avergonzó frente a sus amigas del instituto:
«Albert y Paula se miraban intensamente, ella con los puños apretados, y él conteniendo una sonrisa retadora. --¡Déjame en paz!—vociferó ella con su voz de soprano inundada por la cólera. Albert dejó salir la sonrisa y se pasó una mano por el cabello castaño. –Te gusto. Será más sencillo que lo admitas—dijo en tono arrogante. Paula se dio media vuelta y se alejó a zancadas por el sendero hacia el laboratorio de biología, dejando a Albert vestido de chaqueta y jeans con una ceja enarcada y una sonrisa esbozada»
«Repasa el nombre del lugar o personaje que más te guste unas cinco veces y lo verás» me había dicho el Señor Morata. Lo recordé y lo hice: repasé el nombre de Albert unas cinco veces, con cuidado de no dañar la delgada página del libro. El reloj marcó la una de la madrugada, una densa y gélida corriente de aire se filtró por la ventana de la habitación y me estremecí.
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Allie y la pluma dorada
FantasyAllie es una chica de 15 años amante de la literatura juvenil fantástica, que junto con su mejor amigo, Jorge, consigue una pluma fuente dorada con el poder de traer a la vida a cualquier personaje ficticio que ella desee. Sin embargo, no todo es co...