Woozi - Letter

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Antes de comenzar a escribir, incluso antes de encontrarme frente a frente con el papel en blanco y sosteniendo un bolígrafo, pensé en qué quería –o más bien debería –decir.

A pesar de que las palabras pocas veces fluyen en mí, tú lo sabes mejor que nadie, no se puede decir que sea terrible al expresarme, quizás, en lugar de una carta debería de haber optado por una balada.

El mundo debería de conocer nuestra historia, incluso pensé en escribir cada gesto que me enamoró de ti; sin embargo, la eternidad no es una opción esta vez y digo "esta vez" porque tal vez mi sentimiento por ti se desgaste con el tiempo pero jamás será reemplazable. Pero,  ¿qué tal si hablo de mis momentos favoritos?

Tus sonrisas perezosas cuando mi mano te rodeaba con furor porque mi sueño no quería hacerse presente o porque los rayos del sol habían hecho su aparición o, simplemente, porque no quería desperdiciar un segundo en tu compañía. Nunca te quejaste a pesar de que siempre evité que consiguieras aprovechar hasta el último segundo antes de que la alarma comenzase a sonar ¿recuerdas cuánto la odiaba a pesar de que nunca la necesité?

Tus gritos mañaneros porque necesitabas una ducha para, según tú, oler bien, cuando yo ya me sentía en la zona céntrica del jardín de las delicias.

La forma en la que tu nariz danzaba de manera torpe con la mía, para luego robarte un beso con la excusa de que mi nariz era muy pequeña y tus labios demasiado hermosos.

Tu risa nasal con cada una de mis ocurrencias. Tanto tú como yo sabemos que no podría describirla ni en sueños como pequeñas campanitas celestiales como en los libros que te divertías leyendo, pero jamás un sonido me hizo tan feliz ¿y no es eso lo importante?

Cómo sostenías la punta de tu cabello entre tus alargados dedos, rizando tus propios rizos en un gesto nervioso sin razón. Quizás muchos pensaban que eras coqueta por ello; sin embargo, sólo necesitabas que yo sostuviera tu mano y jugase con tu piel delicada para recordarte en un suave susurro que estaba a tu lado.

También amaba desenredar tu pelo cada día con aquel olor a mar que me recordaba a Busán y cómo este me hacía cosquillas en el rostro cuando el aire lo golpeaba.

Antes de comenzar a escribir –acentuándose la idea mientras escribía esta carta –pensé en que desde el día en el que te conocí te habías convertido en una peligrosa y desconocida droga para mí y entre sus muchas acepciones encontré esta, a ver qué te parece:

"Actividad o afición obsesiva"

Obsesiva. Quizás sí que estaba obsesionado con tu felicidad, incluso ahora puedo escuchar tus riñas con voz aguda que me hacían rodar los ojos como tanto te molestaba.

―Lee Jihoon, sé cuidarme sola, debes de pensar más en ti.

¿Crees que ahora podré lograr con lo que tanto exigías?

Antes de poner un pie aquí pensé que no podría verte de esta forma. Apagada. Sin vida. Tan diferente a como eras, pero ahora que te observo con mis propios ojos... Mírate, estás preciosa, parece que estás dormida como siempre con tus mejillas rosadas y, a sabiendas de que es imposible, aun así estoy esperando que en cualquier momento abras tus ojos y susurres que todo irá bien.

No puedo asegurarte que ahora pensaré más en mí, lo que sí puedo jurarte ante todos estos ojos cristalizados que nos miran es que yo ya estoy esperando con ansias el día de nuestro reencuentro sin fecha de caducidad, porque créeme, de una forma u otra, nos volveremos a encontrar.

Te amo,

Lee Jihoon

One-shots SEVENTEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora