Woozi - congratulations

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Jihoon estaba arrepintiéndose de haber sido tan poco cariñoso durante estos meses, tampoco es como si le hubiese hecho falta, Nat sabía que la amaba y, hasta ese día, había sido suficiente. Sonrisas tímidas que aún sonrojaban sus mejillas, dedos entrelazados mientras caminaban hacia cualquier lugar y pizzas compartidas mientras que veían cualquier película en su salón. Jamás fueron necesarias las citas especiales, las palabras que lo hacían querer vomitar arcoíris o las rosas escondidas a sus espaldas pero, como os podéis imaginar, ese día llegó.

Nat había estado insoportable durante las últimas semanas, incluso cuando no habían podido verse a menudo, las pocas veces que lo hacían era para pelearse continuamente sin razón. Jamás quiso culparla, sabía que estaba en su época de exámenes, así que simplemente intentaba no hacer la bola de nieve más grande. Al final, justo antes de que él cayese entre los brazos de morfeo, recibía una llamada de ella pidiéndole perdón por haberle hablado mal aquella tarde, él siempre sonreía como un estúpido, aunque intentase actuar como si no le importara y le pedía que fuese a dormir pronto, a pesar de que sabría que ella no lo escucharía.

Finalmente llegó el último día de clase, tan esperado por ambos, a pesar de que él hacía un par de años que había abandonado sus estudios. Había sido agotador buscar entre tantos blogs repletos de gifs llenos de brillantina y osos de peluche abrazados a corazones, parecía haber retrocedido quince años atrás. Habló con Mingyu, su compañero de piso, para convencerlo de que se marchara a cualquier lugar, ganándose limpiar el baño durante dos semanas completas y vio recetas en youtube hasta que se le secaron los ojos.

Los ingredientes estaban sobre la encimera de la cocina y Jihoon los miraba con tanto temor como si las cebollas fuesen a salirle patas en cualquier momento. Siguió paso a paso la receta, poniéndose cada vez más nervioso cuando veía que la carne no se hacía y el reloj había decidido avanzar rápidamente. Le había pedido a Nat que fuese y, en cualquier momento, ella llegaría viendo como todo estaba hecho un desastre.

Mientras que el horno se calentaba, Jihoon comenzó a inflar globos hasta que sintió que sus pulmones no podían más. Unas rosas dentro de un envase de cristal que había encontrado en una tienda pequeña al lado de casa a buen precio y se cambió de ropa que había sido salpicada por el aceite. El timbre sonó, él corrió a toda velocidad hacia la puerta, dándose cuenta del mal olor que reinaba en la sala.

—¿Jihoon? ¿Estás quemando tu cocina? —Él gruñó y, dejando un suave y rápido beso en los labios de ella, se dirigió hacia allí. La comida estaba completamente hecha un desastre, tan quemada, que parecía haber metido carbón simplemente. Jihoon sentía como su corazón se aceleraba y estaba tan enfadado y frustrado que sintió que podría ponerse a llorar delante de Nat y no le importaría. Ella lo siguió a paso lento, viendo por el camino todos los globos repartidos por el salón y las rosas en la mesa, y ahí estaba él. Frente a la vitrocerámica, con el ceño fruncido y las manos cerradas tan fuerte que tenía sus nudillos coloreados de blanco.

Ella colocó su diestra en el hombro del chico, sabía que acercarse demasiado en esos momentos o intentar hablar sería como intentar hablarle a un animal salvaje. Jihoon se sobresaltó bajo su toque, con sus labios fruncidos en un adorable gesto –cosa que ella no admitiría en voz alta si quería seguir con vida –y los ojos entrecerrados.

—¿Jihoon? —Probó ella a comenzar una conversación. —¿Estás bien?

—¿Me veo bien? —dijo él con los ojos fijos en el desastre.

—Te ves como un total dramático, si me permites ser sincera. —Jihoon se giró rápidamente, encarándola por primera vez, a Nat se le rompió el corazón solo de verlo.

—¿Dramático? Llevo semanas viendo estúpidos vídeos de cocina cuando solo me alimento de ramen, he pasado toda la mañana inflando globos y he manchado mi sudadera favorita de aceite. ¿Estoy siendo realmente dramático? —contestó él a toda velocidad. La chica se sintió mal, no sabía que había trabajado tanto para sorprenderla, aunque debería de habérselo imaginado ya que él no era un gran amante de las sorpresas.

—Lo siento, realmente lo siento. —murmuró Nat mientras que tomaba las manos de él. Jihoon se dejó hacer, un abrazo posiblemente sería lo que más lo animase en aquel momento. Ella no necesitaba que él perdiese más orgullo de lo que ya lo había hecho y, ella misma hizo que él rodease su cintura y lo abrazó fuertemente. Poco a poco, sintió como él se relajaba, haciendo cosquillas con su nariz en el cuello de su novia. —¿Sabes que la intención es lo que cuenta? Estoy muy feliz de que hayas trabajado tanto por mí, gracias. —Él intentó no responder a la sonrisa de Nat, pero fue misión imposible al verla tan brillante y cegadora.

—Ahora todo está arruinado. —respondió mientras dejaba sobresalir su labio inferior. —¿Qué podemos hacer?

—¿Para empezar? Enséñame qué tal quedó el salón, puedes hacerme ese ramen que tanto te gusta.

—¿No es eso demasiado... —Antes de que Jihoon pudiese pronunciar cualquier palabra, ella lo besó, lo suficiente, como para que él olvidase cualquier cosa que fuese a decir.

—Es demasiado "nosotros", si nuestra relación es así y somos felices con ello, ¿por qué cambiarlo ahora? Mientras que tú estés aquí es más que... —Esta vez fue turno de Jihoon para callarla, dejándole sentir a Nat en las palmas de sus manos lo calientes que estaban sus mejillas. Él era incapaz de decir un cumplido, pero se volvía incluso peor cuando era el que los recibía.

—Te quiero mucho. —Nat rió de forma aguda, de esa forma que solo hacía cuando era realmente feliz. Se apartó del lado de él y se dirigió al salón para poder ver lo bonito que había quedado.—¿Nat? —llamó Jihoon su atención desde unos pasos a distancia. Ella se giró y dudó haberlo visto tan contento en mucho tiempo. —Estoy muy orgulloso de lo lejos que estás llegando, lo sabes ¿verdad?

One-shots SEVENTEENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora