De cómo un extraterrestre hizo su carrera literaria en la Tierra

El principio del fin de la calvicie sexulina

Úniko y Detergente se miraba en el espejo, ansioso. Por más que hubiera puesto en marcha el tratamiento capilar que habían aprendido del último planeta que habían colonizado, ‹‹Los Barber shops estamos en huelga››, los resultados que mostraban eran un desastre: ¡seguía sin tener un solo pelo!

‹‹¿Cómo voy a conquistar a Drama Queen?››, se preguntaba desanimado, mientras salía del baño.

Drama Queen, la sexulina más guapa de su especie, tenía una predilección por los seres peludos. Su último novio había sido un musculoso tipo del planeta de los Hombres Lobo; por lo que le urgía, de inmediato, tener aunque sea un pelo en todo su lampiño cuerpo.

Mientras andaba pensativo, un sonido en su sexófono requirió su atención. Cuando leyó el contenido de su mensaje, sus ojos en forma de huevo se abrieron de par en par al ver la misión que su jefe le había adelantado. 

‹‹¿Es en serio?››, se preguntó al tiempo que en sus labios se formaba una sonrisa.

Hacía tiempo que había querido ser mandado a la Tierra, planeta que despertaba su curiosidad. Había escuchado que en este había una ciudad llamada Hollywood, que tenía personas llamados actores y actrices, quienes eran famosos. Le había interesado probar suerte en él, para así salir de su monótona existencia. Pero, como los de su especie habían estado más interesados en colonizar otros planetas, no había tenido oportunidad de que lo mandasen a averiguar cómo era la vida en Tierra. Mas, ahora, parecía ser que las cosas cambiaban.

De inmediato, fue raudo a la oficina de su jefe, Rexona, ‹‹no te abandona››, conocido por ser muy leal con sus empleados. Pero, cuando entró en aquella, el panorama que tenía delante de sí era desalentador.

Rexona se miraba ansioso frente al espejo. Esa expresión de pánico le era conocida. Y era que, al igual que él, ¡se estaba quedando calvo!