Capítulo 1.2

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Owen / Habitación de Alguien

Pasó un largo tiempo hasta que recuperé la consciencia.

No solo por el resplandor del robot, sino por lo terriblemente mal que me encontraba.

La tímida y translúcida luz que entraba por los cristales de la ventana atravesaba mis párpados y me obligaba a abrirlos.

Estaba tumbado y arropado en una blanda y esponjosa cama. Mi cabeza se apoyaba en la mullida almohada.
Ya era la segunda vez que me desmayaba y acababa en un lugar que no conocía, aunque este ya era algo más normal, o seguro supongo.

Me encontraba en una habitación realmente pequeña; tan solo estaba la gran cama, la ventana, una mesilla de noche con una lámpara y una de madera silla en frente. También había una máquina blanca y alargada bajo la ventana que desprendía mucho calor.
El techo y las paredes eran de piedra, con forma de túnel. A mi derecha solo había pared y una puerta de madera cerrada que salía del cuarto.

 A mi derecha solo había pared y una puerta de madera cerrada que salía del cuarto

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Este lugar era... Thalabaria. O eso dijo el trasto.

Ni siquiera yo sé cómo he acabado en este lugar; ¿Qué le habrá pasado al robot?

Sentía unas pequeñas agujetas, pero me levanté rápidamente e intenté abrir la puerta.

-Maldita sea ¿Me han encerrado? –Murmuré al comprobar que estaba cerrada con llave.

Las otras dos chicas de antes intentaron matarme con solo verme. Me llamaron "humano" como si fuera un insulto, e intentaron exterminarme como si fuera un bicho de hecho. Si ellas no eran humanas, ¿qué eran entonces?
De no ser por sus ropas, las habría confundido con personas algo ricas, pero normales.

El robot también mencionó algo de magia. Necesito encontrarle y pedirle que me explique de qué va todo esto.

Puesto que la puerta no se abría, me acerqué a la mesilla de noche y comencé a rebuscar en los cajones.
De nuevo, la curiosidad anuló el miedo.

En el primer cajón solo encontré muchísima ropa de mujer.
Casi toda era igual: una camisa blanca y una minifalda verde a cuadros.
También encontré un espejo de mano.

Tenía toda la frente vendada.

-Parece que alguien en este mundo se apiadó de mí y me trajo hasta aquí para que me recuperara. -Suspiré

Mientras me disponía a abrir el segundo cajón, eché un vistazo por la ventana.

Mientras me disponía a abrir el segundo cajón, eché un vistazo por la ventana

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El Cazador de EstrellasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora