Prefacio.

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La vida puede ser irónica. Desde el comienzo de mis días a lo que más le temía eran a los campos de castigo en el sur, oyendo de esclavos, muertos, e incluso su inexistencia.

Y ahora estoy aquí. En el medio de la selva, justo en el lugar al que nunca pensé llegar. Limpiando como siempre temí que haría, expuesta sin que en realidad los demás sepan que se trata de mí. Una nueva Diane, tan dedicada a mí vida como siempre, y con la esperanza, (vaga, claro está), de recuperar a mí mejor amiga.

—Idiota —me empuja Jane, una malvada ignorante que la tiene contra mí sin razón alguna— Deja de holgazanear y ponte a hacer algo, hay una gran mancha en mi camerino, límpiala.

Ella es la más molesta de todos mis, por así decir, "jefes". Desearía responderle en su cara, pero no hago nada, mantengo la vista gacha para no llamar la atención de los demás. No se supone que lo haga, me expondrá antes de que pueda conseguir mi cometido.

—Enseguida voy señorita Peregrine —respondo. Su sonrisa se ensancha aun más, pasa la mano por su brillante y rubio cabello y luego se marcha con un contoneo de caderas que puedo reconocer a kilómetros.

—Es una estúpida —dice Lianna, una de las chicas que trabaja conmigo aquí, y que a pesar de ser bastante tímida sigue siendo un hueso duro de roer. Mantengo mi vista fija en la pista de aterrizaje sin responderle, haciendo un último registro del perímetro antes de volver al trabajo.

—Cuídate —me dice de nuevo cuando me he levantado y la he dejado atrás. Hago un leve movimiento de manos para despedirme, segura de que está rodando los ojos detrás de mí.

Odio trabajar como conserje, es la última cosa que haría sino fuera porque tengo que estar aquí y ese trabajo era el único por el que conseguiría llegar a un lugar tan remoto como este.

Se trata de la parte baja de mi continente, a la que se le conoce como la zona de provincias bajas. Este lugar estaba ocupado por Tenebris, —un tipo de brujas que usan magia oscura—, hasta que el ejército y los Albas logramos conseguir su rendición hace varios meses, pero eso no quiere decir que ellas no sigan por aquí.

Quiero acabar con las Tenebris, sí, pero también quería llegar aquí para encontrar a una Tenebris en específico. Quiero encontrar a Cinthya, mi mejor amiga y la chica que cambió por completo después de la guerra devastadora de hace dos años.

Ella simplemente huyó y creo que este es el mejor lugar para esconderse. Solo, remoto, lleno de Tenebris y el lugar al que solo unos cineastas con mucho presupuesto y valor se atreverían a venir.

Como sea, ahora mi única prioridad es conseguir terminar mi trabajo antes de que Jane venga a molestarme de nuevo y no tenga más opción que sacarle los ojos por lo irritante que es.

Su camerino está en la parte norte del set, cerca del estacionamiento, o al menos algo a lo que llaman estacionamiento. Aquí todo básicamente es maleza, una cuantas plataformas de aterrizaje y otras cuantas casuchas donde viven los campesinos de esta zona.

Ellos viven alrededor de esta plataforma, mirando y observándonos constantemente como si fuéramos un espécimen raro en un zoológico o algo parecido.

Entro a la caravana de Jane, limpio el batido de fresa que ha dejado en el suelo de la alfombra, aspiro y escombro el lugar, para luego marcharme.

Hay algo raro llenando el ambiente. No sé que es, pero incluso mientras limpiaba me sentía observada, como si alguien me estuviera viendo desde lejos. No es el sentimiento normal que tengo cuando me miran, es diferente, siento el poder de quien sea que me vea de lejos rasgando en mí interior.

Camino a través de la plataforma con mis sentidos encendidos al cien por ciento. Agudizo el oído, no me pierdo de absolutamente nada con mi vista entrenada hasta que llego al borde de la propiedad.

Dulce y Oscuro AmanecerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora