Dulce y Oscuro Amanecer

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La primera lección que te enseñan en la escuela elemental, y que nunca olvidaré, es es de política. La política de un mundo al que deberíamos estar acostumbrados, la política de una sociedad que entre palabras esconde muchos secretos.

"La esfera es, la esfera hace, y por la esfera somos", ese es el primer postulado que nos hacen aprender de memoria, y no podemos salir a receso hasta que no lo memoricemos. Un postulado que dice mucho y a la vez poco, que está preparado para mantenerse en nuestra mente siempre, aún desde niños.

¿Y eso qué dice? ¿Y eso qué significa? Me pregunté muchas veces. ¿Porque después de aprenderlo, teníamos que escuchar historias de los reyes antiguos? ¿Por qué aprender de las elecciones sin realmente saber la historia que las creó? ¿Por qué hablar de magia y al mismo tiempo hacernos dudar de ella?

No entendí aquello por mucho tiempo. Dudé mucho, no creía en la magia, en esfera, ni en el poder del rey. Era aún más joven de lo que soy ahora, y me parecía demasiado fantástico comparado con la vida que tenía, la de un campesino sobreprotegido lleno de amor fraternal y con una hermana que no hacía más que ocultar todo aquello que me producía curiosidad, sus poderes, mis poderes y las historias que una vieja anciana le había contado para mantenerla lejos de una vida llena de peligros.

Tal vez aquello funcionó por un tiempo, tengo que admitir. De una forma ella jugó con mi curiosidad, con mis sentimientos, (esa es una de sus habilidades como Alba), e hizo que amainaran casi hasta desaparecer. Aún cuando a veces me sentía raro estando a su lado, esa rareza con el tiempo me pareció normal, y llegué a acostumbrarme a esa sensación que me sobrevenía cada que ella estaba cerca, una combinación de energía, ansiedad y poder.

Me acostumbré, lo admito. Todo cambió hasta que ella se fue y comencé a notar un cambio en mí, un cambio de madurez, o tal vez propiciado por la soledad y la falta de control ya que ella no estaba. Todo influyó en mí haciendo que algo se hiciera diferente, me sintiera más fuerte y deseara poder acercarme a todo aquello que en un principio había olvidado. Investigué sobre magia, orígenes, y dejé de temer al futuro y al destino, confíe ciegamente en mí, en mis poderes, aún cuando realmente no sabía cuáles eran.

Aprendí poco sobre magia en ese tiempo. Nada fue realmente memorable hasta aquel día, el día en que exploté. Sí, antes había hablado con Diane, con Thor, había probado que mis habilidades existían y que iban más allá de lo que había pensado, pero nunca como tal había explotado.

Ese día me levanté tarde y fui a la escuela sin muchas ganas de vivir o mantenerme cuerdo. Hice dos exámenes, todos con buenos resultados gracias a mi poder con la mente, y regresé a casa justo a tiempo para ayudar a mi mamá a cocinar. Estábamos comiendo cuando todo comenzó, los ruidos, la necesidad de Fernando de salir a investigar, y el descubrimiento de qué aquellas Tenebris habían llegado para destruirnos.

Entonces, cuando pensé que todo estaba perdido, fue también cuando comprendí que mi poder era más del que alguna vez imaginé. Fue cuando empecé a creer en esfera, en su poder, en los milagros. Comencé a soñar y dejé que Thor y todas sus ideas se me metieran en la cabeza. Entrené y me volví mejor. Luché por mí y por mi familia.

Todo esto lo hice con cautela, no me dejé llevar por lo bueno que parecía el panorama. Soy una persona calculadora y aún cuando me permita soñar un poco, sigo pensando demasiado las cosas. Siendo así, nunca pensé ni en mis más remotos sueños que llegaría a este momento. Las elecciones.

No sentía que estuvieran cerca, no podía tener suficiente poder para entrar, no podía mi hermana ser tan poderosa también, y tener un novio igual de poderoso que ella.

Me parecía imposible ser contendientes, contendientes en el camino para convertirnos en un rey. Conocer a tres, no cuatro, de las personas que estaban destinadas a luchar por tan gran papel, y que fueran cercanas, que fuéramos familiares.